De izq a dcha: Xavi Ara, Óscar Vaca y Laura Escanero y su novio Víctor. | Redacción Digital

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Ha acabado 2021 y toca hacer balance y sacar lo aprendido de estos 365 días para encarar 2022. Pese al negativismo imperante que ha acrecentado la pandemia, no todo ha sido malo. Algunos mallorquines han logrado sobreponerse a las peores experiencias y la mala suerte con la que empezaron el año para acabarlo con ilusión y los frutos del trabajo duro y la actitud positiva. Estas son algunas de las historias de superación de mallorquines este 2021 que merecen ser contadas por su ejemplo de perseverancia frente a la adversidad.


Xavi Ara: cuando un cáncer te sorprende con 22 años


Xavi Ara, de 22 años, es un vecino del barrio palmesano de Sant Agustí. Empezó 2021 en piloto automático, como lo había hecho hasta entonces. Estudiante de Periodismo, también trabajaba como tripulante en un barco y se apuntaba a cualquier plan hasta el punto de que le faltaban horas al día. Sin embargo, en junio, nada más empezar el verano, un bulto le hizo parar. «Fue al acabar el curso en la universidad cuando me dieron la peor de las noticias. Me tenían que hacer una biopsia por un bulto que me había salido hacía tiempo y al que no había prestado atención». Los médicos le llegaron a plantear que podía ser un tumor incluso mortal. «Menos mal que, al final, entre lo malo, no lo fue tanto», dice Xavi con ese optimismo que le impregna tras su lucha. Finalmente, le diagnosticaron un linfoma bastante guerrero, que le ha obligado a cambiar la clase de la universidad por la habitación en el hospital. Todo un shock: dejar de ser universitario para convertirse, a la fuerza, en un luchador contra el cáncer. «Cuando ves estos casos piensas, ‘pobrecito’, pero te crees intocable y das por hecho que nunca te tocará a ti. Hasta que pasa». Tras seis meses y seis agresivos ciclos de quimio, este 10 de diciembre, justo el día después de su cumpleaños, Xavi recibió la mejor de las noticias: está curado.

Xavi, durante uno de los ciclos de quimio, en el hospital de Son Espases.
Xavi Ara tras una sesión de quimio en el hospital de Son Espases

Recalca que ha aprovechado este tiempo para hacer un «pensament»: «Cuando te topas con estas situaciones, paras el carro y haces balance de la vida que llevas. Es todo un redescubrimiento personal». «Lo más bonito con lo que me quedo de 2021 es con el darme cuenta de que no estoy solo. A veces, en medio de la rutina, pierdes el contacto con la gente y crees que no le importas a nadie. 'El bicho' me las ha hecho pasar canutas, pero me ha regalado el cariño de muchos que estaban ahí, aunque yo, demasiado ocupado en tonterías, no les veía. Realmente doy las gracias».


Precisamente, ser más agradecido es la lección que se lleva Xavi del año que termina: «No paramos de quejarnos por puras tonterías: ‘Que si fulanito me ha dicho esto, que si el jefe ahora quiere lo otro, que si he sacado mala nota en un examen… La vida es mucho más importante como para preocuparse por estas chorradas». Ahora, sus prioridades son otras: el estar con la familia, poder comer, tener un techo bajo el que vivir y las pequeñas celebraciones y buenos momentos de cada día. Este 31 de diciembre, ha tomado las uvas en compañía de sus padres, su hermano y sus tíos, con los que ha brindado por un 2022 de reconstrucción: «volver a la vida normal poco a poco, pero con cabeza y conciencia. Sin frenetismo, disfrutando de cada pequeña celebración del día a día y agradeciendo todo lo que tenemos, que es mucho, a pesar de que a veces no lo veamos».


Óscar Vaca: de ingeniero a inmigrante sin papeles


Óscar Vaca, de 46 años y vecino de Son Dameto, en Palma, aunque mallorquín de corazón, es boliviano. Con 44 años, decidió seguir su espíritu aventurero y de superación personal e inmigró a España en busca de un futuro mejor. Ingeniero comercial de profesión, se topó con que no le convalidaban los títulos académicos y se vio abocado a trabajos precarios. «Muchos inmigrantes que conocí se vieron igual que yo y decidieron volver. Pero yo no. Tuve claro desde un principio que España me gustaba tanto que iba a luchar por prosperar y quedarme aquí».


2021 Óscar lo empezó como inmigrante sin papeles, trabajando de obrero jornadas extenuantes. Un año después, ha estrenado 2022 con su situación regularizada. El trabajo duro le ha permitido ahorrar para pagarse un curso de Técnico en Gestión de Logística, con el que trata de reinventar su carrera profesional. «Hay que mirar para adelante, no rendirse y siempre tener un plan de futuro mejor. Las oportunidades están ahí, solo hay que ver las cosas con otros ojos. Es todo cuestión de actitud y constancia», recalca, sentado en un avión de camino a Zaragoza, donde pasará esta Nochevieja con su cuñado y su hijo, los únicos familiares que tiene en España. «Para 2022 espero poder dedicarme a mi sector, poder tener una vida más estable e incluso traer a mi familia de Bolivia. España es un gran país y estoy enamorado de Mallorca. No ha sido para nada fácil, pero la idea de un futuro mejor me impulsa a luchar por ello. Aunque al principio parezca un pozo sin salida, con actitud y constancia se van ganando las pequeñas batallas», subraya esperanzado.

Óscar, tras aterrizar en Madrid este jueves para ir a Zaragoza a pasar la Nochevieja en familia.
Óscar Vaca en el aeropuerto de Barajas este 30 de diciembre de 2021, de camino a Zaragoza a pasar la Nochevieja.


Laura Escanero: la dura lucha por un futuro mejor que, al final, está dando sus frutos


Laura Escanero, palmesana de 23 años y antigua vecina del palmesano barrio de Son Oliva, se dio a la aventura en 2020. Tras el confinamiento, su pareja y ella decidieron que necesitaban un cambio de aires y, motivados también por el alto coste de vida de Mallorca y en busca de naturaleza, se mudaron a Oviedo (Asturias). Cocinera de profesión ella y herrero y repartidor, él, empezaron 2021 sin trabajo. «A principios de año llegamos a un punto crítico: se nos acababan los ahorros y toda la hostelería estaba cerrada por las duras restricciones… Son de esos momentos en los que te hundes y no ves salida a nada. Sin dinero y en un lugar que no es tu casa. Era el derrotismo total». Ya en primavera, a pocas semanas de verse obligados a regresar a casa de sus padres en Mallorca, sin un duro, y tras tocar muchas puertas, una de ellas se abrió: Laura consiguió trabajo de camarera en una cafetería y poco después, contrataron a Víctor de repartidor en una cadena de comida rápida.

Laura y su novio Víctor visitando el pueblo de Cudillero, en Asturias.


«No son los trabajos de nuestra vida y no ganamos mucho. Pero nos lo pasamos muy bien: los compañeros son majísimos y al final das gracias simplemente por trabajar en un buen ambiente y poder mantenerse. Acabamos el año más felices que nunca. Cuando la vida te ahora, valoras otra clase de cosas», recalca Laura. «Aprendes a vivir con poco y agradecer las pequeñas cosas como el disfrutar de estos paisajes del norte de España en plena naturaleza, el ir haciendo nuevas amistades y sentirse orgullosa del esfuerzo y del trabajo bien hecho». Laura y Víctor pasarán la Nochevieja en Oviedo. «Los vuelos a Mallorca son muy caros, no nos los podemos permitir». Comerán las doce uvas con unos nuevos amigos asturianos. «A 2022 solo le pido salud. Tengo trabajo, tengo amigos y familia y una vida de la que no me quejo», aunque, tras insistirle, confiesa: «Hombre, si nos pudiésemos comprar un coche para hacer rutas por los alrededores ya sería lo más».


Estas son algunas de las enseñanzas que dejan los malos tragos de 2021 a tres mallorquines, ejemplos de superación personal y actitud positiva frente a las adversidades.