Diferentes modelos de los prototipos de las mesas con pino de la Serra de Tramuntana.

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El 29 de agosto de 2020 un tornado afectó a la Serra de Tramuntana, arrasando la zona de Banyalbufar, Esporles y Valldemossa. En total, 736 hectáreas afectadas y 300.000 árboles derribados en unas pocas horas. Aquel desastre fue el germen de Amarar, un proyecto que intenta convertir el pino de la Serra en materia prima para muebles de diseño. Es el cierre perfecto del círculo del Kilómetro Cero: materia prima de aquí, hecha por carpinteros de aquí y diseño 100 por cien mallorquín.

Detrás de Amarar están los arquitectos del estudio Aulets, Francisco Cifuentes y Sebastià Martorell, al que también se ha unido Jaume Crespí, también arquitecto. Los muebles de Amarar ya se pueden ver en Amadip Esment y son en si mismos un ejemplo de diseño de última tecnología. Con solo tres piezas ya está listo. Un tablero, las patas y una cuña se alarga la vida de un mueble que puede trasladarse con su dueño a través de sucesivas mudanzas. Solo con madera, se consiguen piezas atemporales, duraderas y sencillas y cálidas, con vocación de quedarse para siempre en el hogar. Amarar desarrolla el prototipo de los diferentes modelos y los carpinteros lo llevan a cabo.

«El embrión de Amarar fue el cap de fibló. Nos hizo ver que detrás hay una gran masa forestal en toda Mallorca y solo se está extrayendo y sacando beneficio solo del 4 por ciento. El resto está abandonado, crece sin medida y no hay limpieza de caminos ni bancales porque no es rentable», dijo Cifuentes. Este proyecto busca una alianza entre propietarios de las fincas de la Serra, forestales, aserraderos, carpinteros, diseñadores, Ibanat y la entidad Tramuntana XXI. A ellos se suma la necesidad de una formación profesional que alivie la carencia de forestales y carpinteros.

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Francisco Cifuentes, con madera de la Serra de Tramuntana. FOTO: Pere Bota

Crespí, por su parte, advirtió que «el pino blanco está denostado para hacer muebles. Pero éste es un árbol que ha crecido en la Serra, en pendiente, con poco suelo, durante muchos años y sometido a temporales de viento muy duros». El resultado es un crecimiento más lento, por lo que la madera es más densa. De una calidad extraordinaria, mejor que la de importación o las extraídas de silvicultura en España. «Antes la madera no se importaba. Se usaba la de aquí. Con Amarar queremos dar valor a nuestra madera», añadió.

Amarar, por cierto, es la acción de sumergir en agua salada los troncos una vez cortados. Tal y como dice Cifre, «el pimentón es a la sobrasada lo que la sal a la madera» y que supone todo un tratamiento para que este material sea más resistente. Y ya hay un acuerdo con la Conselleria de Medi Ambient, que cederá safareigs en los que sumergirá la madera para investigar sus propiedades.

Amarar se ha asociado con la carpintería Galmés, que convierte en realidad los prototipos de este equipo de arquitectos. De hecho, Aulets es responsable de varios proyectos donde la madera es protagonista, como la escuela Arimunani, y Cifuentes fue uno de los responsables del bosque urbano del Canódromo de Palma cuando fue director general de Habitatge del Ajuntament de Palma. «Con el Canódromo buscábamos meter el bosque dentro de Palma», señaló. Con Amarar, el objetivo es meter el bosque de la Serra en las casas.

Banyalbufar y Esporles pedirán la declaración de zona catastrófica tras el `cap de fibló
Imagen del desastre que dejaron a su paso los vientos de más de 150 kilómetros por hora. El destrozo de árboles y casas a su paso por la Serra es más que evidente. FOTO: P. BOTA

Suministro

Y aquí no habría problemas de desabastecimiento, un problema que se ha agudizado en los últimos meses. Según Cifre, «hay un excedente de material» en la Serra, aunque reconocen que sacar este material de una zona tan abrupta es complicado. Con este uso de la madera mallorquina se llevaría a cabo la gestión del bosque de la Tramuntana. Y para ello están hablando con la Xarxa Forestal y el Ibanat. «La cultura mallorquina tiene una relación muy intensa con el bosque», añade Cifuentes. Si en 1741 había 3,5 millones de árboles en Baleares, a finales del siglo XIX había 7,5 millones. En la actualidad la cifra ha subido hasta los 65 millones.

Hasta hace unas pocas décadas la economía mallorquina estaba muy vinculada a ese bosque que ahora crece sin control y la prueba de ello son las casas de carbonero o las cases de neu, así como pequeñas construcciones en la Serra. Sin embargo, los trabajos de la madera se dejaron atrás y ha crecido de manera descontrolada. Si a eso se suma el cambio climático, ya se tienen todos los números para la lotería para sufrir los grandes incendios que ya se están produciendo.

Casa Utzon fue el escenario elegido para exponer los muebles de Amarar.

La muestra está en el que se inició el 26 de julio de 2013 y que durante 18 días asoló 2.435 hectáreas de Andratx, Estellencs y Calvià. Y son más comunes los incendios de cuarta generación, mucho más devastadores. «En la Tramuntana hay 19 municipios y viven 100.000 personas. Es necesaria la limpieza de fincas y caminos y llevar a cabo la prevención de incendios. Es de ahí de donde aprovechamos el material. Si cortas un árbol, es para preservar la Tramuntana», explicó Cifre. Ante la falta de rentabilidad del bosque, este proyecto recuerda su alto valor histórico, cultural y económico. Y además garantiza la supervivencia de este tesoro verde.