El rector de la UIB, Jaume Carot, escucha en Son Lledó las reivindicaciones expuestas por un miembro del Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans. | Teresa Ayuga

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El Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (SEPC) convocó ayer una huelga y una concentración de estudiantes en la UIB contra la nueva ley estatal de universidades, la llamada ley Castells, en referencia al ministro de Universidades, Manuel Castells, que dimitió horas después. Algunos piquetes se colocaron a primera hora de la mañana en los accesos al campus universitario para informar de los motivos de su protesta a los conductores que llegaban. A las 10.30 horas hizo acto de presencia un furgón de la Policía Local de Palma, cuyos agentes procedieron a la identificación de los piquetes informativos e incluso sancionaron a uno de ellos.

Por este motivo, se acercó hasta el lugar el rector de la UIB, Jaume Carot, quien informó a  los efectivos de la Policía Local de que la acción de los piquetes estaba autorizada. Aun así, los agentes continuaron con sus identificaciones. Ya al mediodía, los estudiantes se desplazaron hasta el espacio conocido como Illa d’en Colom, situado entre los edificios Ramon Llull y Mateu Orfila, y desde allí marcharon hasta Son Lledó, sede rectoral, donde se concentraron y fueron recibidos, ya oficialmente, por Jaume Carot. El rector agradeció a los estudiantes el espíritu pacífico de la protesta y les expresó su apoyo, pues la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas ya ha manifestado también su oposición a la ley Castells.

Acción de los piquetes, con pancartas en los accesos al campus universitario y la colocación de contenedores. Fotos: SEPC

El SEPC justificó su acción «en defensa de la universidad pública», al considerar que el proyecto de ley «acelera la transformación de nuestra educación en un negocio y convierte un derecho fundamental en un bien al servicio del mercado». Para el SEPC, «la ley Castells amenaza con convertir las instituciones educativas en opacas y antidemocráticas, y supone un ataque frontal a la capacidad de decisión de los estudiantes y a nuestra representación en las universidades. Además, edifica una universidad subordinada a las exigencias del mercado y gobernada por la voluntad de las empresas. Quieren una universidad apolítica. No es una ley de consenso, pues no ha contado con la opinión estudiantil».