Ying Min Zhao en la huerta de tres hectáreas que posee en la zona de sa Ràpita, donde cultiva hortalizas asiáticas. | Teresa Ayuga

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De sus 53 años de vida, Ying Min Zhao ha pasado casi la mitad en la Isla. Nació en Qingtian, una ciudad de 400.000 habitantes situada al sur de Shánghai, que tiene la particularidad de ser el punto de origen del 80 % de los chinos residentes en Mallorca. «El clima es muy similar, hay mucho sol y montaña», explica en un castellano impecable quien pasará a los anales como el primer pagès chino de sa Roqueta, propietario de un terreno de tres hectáreas en sa Ràpita, donde, cual Juan Palomo, planta cultivos autóctonos de su país que luego vende en su propio supermercado.

Con tan solo 15 años empezó a hacer negocios, «mi familia tenía una fábrica de ropa, trabajé de representante hasta los 23 años y en cuanto hice dinero me vine a España». Tras un breve paso por Barcelona, recaló en esta tierra de agua y almendros agitados por el viento, que es «donde siempre quise vivir», no en vano ya nos advierte que en su país «Mallorca tiene muy buena fama, todos saben que es un lugar tranquilo, ideal para vivir».

Aquí abrió una tienda de ropa, pero no tardó en enfocar su actividad al sector de los comestibles con la apertura de su propio supermercado. Durante los primeros años de vida del autoservicio, se levantaba a las 06.30, desayunaba y se iba a trabajar al campo. Al mediodía regresaba a Palma para atender el súper y a la tarde volvía a laborear el campo, para concluir la jornada haciendo caja en la tienda y «repasando números hasta las 12.00 o la 01.00 de la mañana. Apenas dormía», asevera.

Detalle de una plantación de pachoi, una verdura china. FOTO: T. Ayuga

Ahora, su jornada ha variado. «Me levanto a las 08.00, voy cada dos días a la finca y acabo hacia las once de la noche». Aunque más aliviado, su horario sigue haciendo justicia a la fama de ‘currante’ que persigue al pueblo chino. Y, por si queda algún escéptico: abre de lunes a domingo. «Solo cerramos por la pandemia 45 días», subraya con una sonrisa en los labios. Para desconectar, Ying hace turismo, «me encanta viajar, voy con mi familia a Portugal, Italia, Francia y también por España». A China va poco, «mi madre ya no está y solo voy de vez en cuando a limpiar el cementerio».

Protagonista

Pero, hablemos de su faceta pionera, de los pros y contras que se desprenden del hecho de ser el primer chino que cultiva frutas y hortalizas asiáticas en terreno mallorquín. «Hay cultivos que no salen muy buenos porque el agua tiene mucha sal, otras cosas en cambio, sí que salen muy sabrosas». En el aspecto negativo se refiere, más concretamente, a los árboles frutales, «planté unos cuantos pero solo aguantaron un año vivos. En cambio, así como los árboles no sobreviven, los cultivos de frutas como la sandía y el melón chinos salen muy buenos, de hecho, tienen un sabor más dulce que allí», apostilla.

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Ying sostiene un rábano blanco chino de un tamaño considerable. FOTO: T. Ayuga

Por lo general, Ying reconoce que el sabor de las verduras que cultiva en Mallorca «es muy similar al de China». Aunque insiste en destacar la calidad del pomelo rojo, la pera china y, muy especialmente, el pachoi y el rábano blanco, una verdura «que ayuda a prevenir el resfriado y reduce la mucosidad». Contrariamente a lo que se pueda pensar, Supermercado Asia cuenta entre su clientela con «muchos mallorquines y europeos» y, naturalmente, ciudadanos chinos, «nos encanta la verdura».