Las mallorquinas Auba Fuster y Laisa Bonin.

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La resistencia de las bacterias a los antibióticos causa 33.000 muertes al año en Europa pero poca gente lo sabe. Se le llama la pandemia silenciosa porque apenas nadie habla de ella y va avanzando con la previsión de llegar a causar más muertes que el cáncer en 2050. Dos mallorquinas, Auba Fuster y Laisa Bonin, se han embarcado en un proyecto que ayudaría a controlar mejor este problema. La idea ha generado tanta expectación que la Universitat Pompeu Fabra, donde la desarrollan, la ha hecho posible, y se llevará al concurso internacional de biología sintética avanzada iGEM, en noviembre.

«Buena parte del problema de las superbacterias es que se trata a pacientes con antibióticos sin saber previamente si la infección es resistente al fármaco que se suministra. Se les da y luego ven cómo reaccionan», explica Auba Fuster. Hacer un estudio previo, a día de hoy, en el mejor de los casos, podría suponer cuatro horas, pero visto el nivel asistencial de los hospitales se puede convertir en días y «el paciente no puede esperar tanto», añade.

La solución que plantea este grupo de estudiantes de Biología Humana e Ingeniería Biomédica pasa por un novedoso sistema con capacidad de acelerar el diagnóstico a apenas una hora, además de caracterizar qué confiere la resistencia a los microbios. Su propuesta se llama ARIA (Antibiotic Resistance Inference Array) y es una mezcla de inteligencia artificial y biología sintética. «El primer módulo consiste en la búsqueda exhaustiva de grandes cantidades de datos sobre resistencias a antibióticos que nos indican qué debemos buscar. Con ellos construimos el segundo módulo, una librería de sensores que son depositados en un simple trozo de papel que actúa como soporte», relata. «Cuando entras la muestra del paciente, los sensores se iluminan gracias a la tecnología CRISPR», describe Fuster. Y entonces cualquier dispositivo con una cámara de fotos será capaz de hacer el resto, «se captura la imagen del patrón de fluorescencia que ha salido y a través de un software se analizan y extraen los resultados de cada paciente. Esta fotografía le permitirá al clínico decidir entre las mejores opciones de tratamiento», concluye.

El equipo al completo de estudiantes que está desarrollando el proyecto desde mayo.

La idea es innovadora, pues no se había planteado hasta ahora y llevan desarrollándola desde mediados de mayo. Los primeros resultados son buenos pero reconocen que «si seguimos adelante, necesitaremos que cada tecnología llegue a un nivel más alto y luego enlacen bien». Ahora el sistema no está terminado, pero reuniendo esfuerzos y con los recursos suficientes, el objetivo es terminar de desarrollar ARIA con todas las garantías.