Imagen de personal de una residencia de Mallorca, en los inicios de la pandemia. | M. À. Cañellas

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Las residencias de mayores en Baleares han vuelto a registrar brotes de coronavirus en esta última ola que arrancó a finales de junio y con ellos han vuelto, pese a la vacunación, las cuarentenas. En estos dos últimos meses de repunte de casos en las Islas, y con datos actualizados hasta 27 de agosto, un total de 122 personas de estos centros se han infectado de COVID-19. Los mayores de las residencias «conviven otra vez con el riesgo, las restricciones y las cuarentenas, a pesar de estar vacunados», y pese «al duro impacto» que supone para ellos los aislamientos, «especialmente entre quienes padecen deterioro cognitivo». Así lo valora el especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública Joan Carles March, quien pone de manifiesto que «la vacuna ha marcado un antes y un después, pero no les ha librado de las cuarentenas».

Baleares cuenta con un plan de actuación para las residencias que se actualiza y se revisa «permanentemente», según Salut, y que pese a que señala por una parte que «los contactos vacunados estarán exentos de la cuarentena», en otro punto reconoce que al final, pese a la vacunación, «para evitar el contacto con el resto de personas vulnerables del centro, los contactos estrechos de un positivo no podrán acudir a las zonas de uso común de la residencia, permaneciendo en sus habitaciones y haciendo uso de mascarilla en la interacción con los profesionales y en el caso de salir fuera de la habitación». Además, «durante este tiempo no podrán realizar salidas ni recibir visitas y se realizará una vigilancia estrecha de la posible aparición de síntomas, con control de constantes vitales 2 veces al día».

Las cuarentenas han regresado a las residencias, por la vulnerabilidad de su población, pero ¿se podía haber evitado este nuevo impacto? Los mayores vivieron, y no hace tanto, meses de duro encierro, de aislamiento respecto al exterior, de sus familiares,... y la situación actual, con miles de casos en toda España, vuelve a llevarles prácticamente a la casilla de salida, a recluirse para protegerse. Al final, recuerda March, «el aislamiento es lo que ayuda al control, junto a mascarilla y a vacunación».

¿Protocolos laxos?

España ha registrado miles de casos en residencias en esta última ola de la COVID-19, y aumentan en las últimas semanas también los fallecidos. El especialista en Medicina Preventiva, consultado por este diario, valora que, en general, «se necesitan protocolos estrictos de entrada, vacunación de los profesionales y mascarillas a los internos principalmente. Creo que las vacunas han obcecado a las autoridades en que las cosas estaban solucionadas y eso ha hecho que no se hayan puesto en marcha los protocolos que deberían haberse tenido en cuenta. Otra vez las residencias abandonadas pensando en que las vacunas eran la solución. Y son una solución muy importante, pero no la única solución ni una solución definitiva».

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A fecha de este 31 de agosto, en Baleares hay un total de 20 usuarios de residencias afectados y 29 trabajadores. Han pasado más de seis meses de que se iniciara la vacunación en estos colectivos, lo que abre la posibilidad -a falta de estudios concluyentes- de que se haya perdido la inmunidad que ofrece la vacuna y también hay que tener en cuenta «el porcentaje de trabajadores no vacunados que ronda el 10%». La obligatoriedad de la vacuna para el personal sociosanitario ha dejado de ser debate en algunos países. Francia anunciaba su imposición para evitar lo que precisamente observaban que esta ocurriendo, la COVID volvía a entrar a las residencias.

«En la residencias se convive y es imposible que los auxiliares guarden distancia con los mayores a los que atienden. Eso obliga a plantearse dos cuestiones: obligación de vacunación al profesional, o controles diarios o como mínimo 2/3 veces semana para conocer las posibilidades de contagio», algo que en Baleares se estableció, añade March, quien cree que es «necesario tener FPP2 para todas las personas de las residencias para minimizar los contagios».

Actualmente el protocolo en vigor establece que a toda persona sospechosa de infección se le realiza una prueba en las primeras 24 horas y se le mantiene en aislamiento. A los contactos estrechos se les debe hacer un aislamiento preventivo durante los diez días posteriores al contacto con el positivo con una PCR al inicio de la cuarentena y otra cerca a la finalización.

Contacto con residentes

Actualmente en Baleares, bajo el aval del TSJIB, se exige para el acceso a las residencias el certificado COVID-19 de vacunación, dada «la vulnerabilidad de la población», o prueba diagnóstica negativa en los días previos al contacto.

Pese a las medidas, el coronavirus ha vuelto a entrar en las residencias, lo que además ha dado pie a que España se plantee firmemente la dosis de refuerzo, a la espera de lo que concluya la Agencia Europea del Medicamento.