Imagen de Carles Enrich.

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Carles Enrich Studio, un despacho joven ubicado en Barcelona. Ha proyectado el centro de salud de Pollença y, en la actualidad, está desarrollando un proyecto de viviendas sociales en el Coll d’en Rabassa. Carles Enrich expuso el lunes, en la Semana de Arquitectura y Diseño Club Pollença, la filosofía que rige su trabajo. «Entiendo la arquitectura como una secuencia de intervenciones. Cuando diseño un proyecto soy consciente de que esta obra será reformulada por los que vendrán después», asegura.

Han iniciado el proyecto de viviendas sociales en el Coll d’en Rabassa en un solar que se ubica entre la autopista y la vía de circunvalación, ¿podríamos decir que el enclave es complicado?

—Bueno, el Ibavi propone crear espacios habitables para dar un hogar a once familias y al mismo tiempo regenerar el barrio. Estas viviendas se realizarán con el mismo sistema constructivo y todas tendrán un espacio exterior para permitir mejorar la calidad y el confort de los habitantes, sobre todo por lo que respecta a la parte baja.

¿En qué consistirá el proyecto?

—Son once viviendas: cinco en la planta baja, más cuatro dúplex y dos viviendas en la planta superior. Se realizarán con el mismo sistema constructivo. Se plantea un espacio exterior para, como he apuntado, mejorar el confort de los habitantes. Serán viviendas con doble ventilación, con una clasificación energética de clase A, lo cual les aporta un plus de confort estratégico puesto que es un espacio complicado. El Ibavi está realizando una inversión en vivienda pública muy potente y con materiales de alto nivel.

¿Cree que la COVID transformará las viviendas públicas, la arquitectura en general?

—Creo que la pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de crear espacios exteriores y al mismo tiempo espacios polivalentes. Hemos aprendido una lección: las estructuras deben ser más flexibles. No podemos concebir una vivienda pensando en una cocina, un comedor y dormitorios. Los espacios deben ser más indeterminados, no deben estar tan jerarquizados y esto lo estamos trabajando en el proyecto del Coll d’en Rabassa.

¿Al proyectar el PAC de Pollença, ha previsto que también pueda reformularse en un futuro?

—La idea del PAC es crear una estructura permanente de hormigón que ocupará el aparcamiento existente, concretamente el 60 % del emplazamiento actual. No obstante, el 35 % restante podrá ir creciendo si así se requiere. Trabajar con un proyecto tan cerrado como es un centro de salud nos imponía cierto respeto. Por esta misma razón, definimos una serie de inputs que permitirán que este espacio pueda reprogramarse en un futuro.

¿En qué consisten estos inputs, a parte de la posible ocupación de la zona destinada a aparcamientos?

—El proyecto cuenta con una estructura de hormigón, pero los compartimentos internos de las consultas están realizados con materiales ligeros. Por ello, si se solicita una reprogramación del interior se podrá realizar sin intervenir a nivel de obra.

¿Cómo minimizarán el impacto que supone la construcción de este edificio?

—Hemos intentado hacer el edificio lo más bajo posible. Tendrá una planta baja más un piso. El Puig continuará siendo visible desde el parque infantil, eso, por un lado. Por otro lado, desde el interior del edificio hemos establecido una relación paisajística con el exterior. Para algunos usuarios es fácil desorientarse en un centro de estas características y para evitarlo se construirán cuatro terrazas en cada una de las fachadas a las que conducirán los pasillos y así mejoraremos la orientación del usuario porque éste establecerá una relación visual con el paisaje que le es propio. El edificio lo hemos concebido como un gran porche de transición entre el medio natural y urbano.

Recuperación de la torre de Merola

Enrich proyectó la recuperación de la torre de vigilancia del castillo de Merola, de finales del siglo XIII, que debido a los temblores que sacudieron Catalunya en el siglo XVI, sólo mantenía en pie una de las caras. «Cualquier proyecto me ilusiona, pero cuando trabajas a partir de una estructura preexistente tiene un valor añadido», asegura.