Jacob van Rijs. | BARBRA VERBIJ.

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Winy Maas, Nathalie de Vries y Jacob van Rijs fundaron el estudio internacional de arquitectura MVRDV, en Rotterdam, en 1993. La suma de las siglas de sus apellidos es lo que da nombre a esta famosa firma de arquitectos, que ofrece soluciones contemporáneas en arquitectura, diseño urbano y arquitectura del paisaje a clientes e instituciones de todo el mundo.

En la década de los 90, Rotterdam se convertía en la casa de una nueva generación de arquitectos, ‘los súper Dutch’, quienes empezaron a transformar el skyline de la ciudad con sus obras y con sus ideas. ¿Esperan que suceda algo similar con la intervención que realizarán en Gomila?

—Cada ciudad requiere de un enfoque distinto. Nosotros intentamos hallar para cada lugar algo único. Claro que existe un knowledge, y sí que existe una actitud que te predispone, pero el resultado de cada proyecto es diferente. Cada uno tiene su dinámica.

MVRDV tiene un centenar de obras en ciudades como Beijing, Ámsterdam, Hong Kong, Rotterdam, Shanghái, Madrid, Nueva York, Seúl... ¿El proyecto de Gomila nos recordará a algunas de sus obras?

—Tenemos una colección de proyectos que definen nuestras líneas, es lo que nos agrada y lo que hacemos. El proyecto de Gomila se añadirá a esta colección.

¿Cómo será el proyecto de Gomila? ¿Cuándo podremos verlo?

—El proyecto todavía no se ha anunciado de forma oficial. Pronto se presentará. Es una colección de edificios. Le daremos un nuevo corazón a Gomila, recuperará el legado del pasado.

En esta primera fase construirán 60 viviendas en siete edificios de 10.000 metros cuadrados en total. Habrá siete edificios entre los de nueva planta y los que ya se están reformando, que suman 10.000 metros cuadrados, con 2.500 para locales comerciales. ¿Es así?

—No serán apartamentos, será una cosa bastante experimental donde se podrá vivir. Habrá siete edificios que conformarán un barrio mixto, algunos diseñados para familias, otros para gente joven. La idea es crear una comunidad.

Al realizar este proyecto, ¿tiene en mente El Terreno que alojaba la burguesía palmesana a finales del siglo XIX y principios del XX, o más bien aquel que se convirtió centro neurálgico del ocio durante décadas ?

—No hay un enfoque histórico, pero sí que miramos un poco al pasado, aunque otorgándole un aire fresco. Cada edificio tendrá un color diferente, algunos serán renovados, otros transformados y otros serán nuevos. Será como si tuvieras un bouquet con diferentes flores. Imagina que Gomila es un vaso y las flores serán una colección de proyectos que irán añadiéndose a este ramo. Algunas le aportarán un toque de color más modesto, otras serán de colores vivos para dar luminosidad a la zona.

¿Camper les dio una idea de cómo quería el proyecto?

—No, fue mucho más sencillo. Nos reunimos con Guillem Reynés, del despacho GRAS Reynés Architecture Studio, con quien ya colaboramos en el pasado, e intentamos combinar una visión local con una visión internacional y de esta combinación de influencias surgió el proyecto. Tengo mucha curiosidad por saber cómo se recibirá. La calidad será muy alta. Se va a trabajar con materiales y con empresas locales; con las baldosas hidráulicas mallorquinas Huguet, que hemos diseñado MVRDV con Gas Reynés Architecture Studio, cubriremos algunas de las fachadas.

¿Cuándo podremos ver finalizado este proyecto que mostrará esa nueva cara para la zona de Gomila?

—El proyecto avanzará paso a paso; puede expandirse más.

Una parte de los vecinos ha celebrado el proyecto, pero hay otra parte que está preocupada porque estas actuaciones pueden conllevar la gentrificación.

—Esto sucede en muchos lugares, y tiene una parte buena y una parte mala. Pero si lo haces bien, obtienen un beneficio los habitantes actuales y a los futuros, y esto está certificado. La calidad aumenta. Ahora bien, debe hacerse con cuidado, consciente de cuál es la situación actual. Al final será un barrio en el que convivirá gente con diferentes ingresos y diferentes background. En Holanda hay barrios donde estas intervenciones han sido un éxito y en otros donde ha habido diversidad de opiniones, pero el balance es positivo. Debe hallarse un equilibrio porque hay espacio para todos y éste es nuestro objetivo.

¿Personalmente qué le reporta realizar este proyecto?

—Estoy muy emocionado de poder llevar adelante este proyecto con mis clientes y el equipo de Mallorca. Voy a probar estos apartamentos.

¿Quiere decir que va a venir a vivir a Mallorca?

—No. Pero me gusta probar mis proyectos y vendré aquí a trabajar en vacaciones y veré cómo funciona y si debo añadir ideas nuevas.

¿Cree que Mallorca puede seguir soportando esta presión sobre el territorio o tiene que frenar?

—Creo que el proyecto Gomila es un buen ejemplo de cómo darle vida a un vecindario urbano, agregando y transformando el tejido urbano existente, en lugar de expandirse a áreas sin construir.