El presidente de Asima, Francisco Martorell, y el CEO de Trueworld, Marco Mendoza, en la Torre Asima. | Pilar Pellicer

TW
13

Son Castelló está a punto de convertirse en el polígono industrial más inteligente y sostenible del país con un proyecto pionero e innovador que apuesta por la lucha contra el cambio climático. La empresa Trueworld Organization, que nació en la pandemia como start-up, acaba de firmar un convenio pionero con Asima para implantar «el primer gemelo digital –una representación virtual de un producto– en un área industrial».

En los próximos meses se va a gesticular en la Torre Asima una infraestructura completa para determinar el impacto que ocasionan al medio ambiente. Para ello, se instalará una estación de calidad del aire basado en los principales gases de efecto invernadero emitidos en polígonos industriales, medidores de CO2 y sensores de consumo de agua y electricidad, que permitirá un cálculo de la huella de carbono en tiempo real geolocalizada.

La novedad no solo recae en que se usará «la tecnología más vanguardista de control y gestión de esos gases de efecto invernadero», como explica el CEO de Trueworld Marco Mendoza, sino que toda esa información estará patentada con datos trazados en blockchain (cadena de bloques) –una especie de base de datos– «para dar transparencia y veracidad» a los resultados.

Objetivos

Medir y reducir las emisiones de efecto invernadero y apaciguar la situación de emergencia climática (marcada por la Agenda 2030), son los principales objetivos que se pretende conseguir con este proyecto. «Decidimos que fuese en Son Castelló porque podría ser un lugar donde se diera un modelo que fuera a replicarse a nivel nacional de manera importante», apunta Marco Mendoza.

De esta forma, Asima abre su casa a la innovación y la sostenibilidad como «modelo a seguir» para otros negocios. El presidente de Asima, Francisco Martorell Esteban, así como el vicepresidente Alejandro Sáenz, confían en que el polígono pueda comenzar a reducir cuanto antes sus emisiones.

Este cálculo de la huella de carbono computa y crea indicadores variables, como lo son el consumo de agua, de combustible o de equipos de refrigeración. Con todos esos resultados se sabrá este año el impacto de su actividad en Son Castelló para empezar a plantear soluciones. La estimación de coste de este primer proyecto piloto en la Torre Asima asciende a unos 40.000 euros en infraestructuras. La asociación da un paso gigante para convertirse en empresa sostenible: «Vamos por delante de los gobiernos. Mi visión es de sentido común y de lógica», responde el presidente de la entidad.

El CEO de Trueworld aplaude que «la industria no sea la enemiga del medio ambiente y que encontremos modelos para un crecimiento económico y sostenible. «La Administración no haría esto posible. Con dos años de ley balear sobre la huella de carbono y no exista todavía registro».