La Fundació Marilles recoge en un informe las fortalezas y debilidades de las aguas del archipiélago. | Fundació Marilles

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Los mares y océanos han sido a lo largo de la historia una de las fuentes más importantes de recursos naturales para la humanidad. Sin embargo, el cambio climático y la presión humana no han hecho más que poner en riesgo la salud del litoral y de aquellas especies que lo habitan. El informe Mar Balear 2021, elaborado por la Fundació Marilles, junto con el CSIC y la Universitat de les Illes Balears, entre otras entidades, ha elaborado un diagnóstico del litoral del archipiélago en el que, además de reunir los indicadores ecológicos, incluye factores económicos y sociales que ayudan a comprender el estado de las costas.

Los biólogos explican en el informe el estado de las poblaciones de peces, la recuperación de las nacras y las especies que actualmente están en peligro en las Islas. Pero también prestan especial atención a los indicadores económicos y sociales, como el nivel de inversión en áreas marinas protegidas, el empleo generado en sectores relacionados con la economía azul o la presión humana sobre Baleares.

Especialmente preocupante es el capítulo de presiones a las que se somete el mar, en el que se tratan los principales problemas del Mediterráneo en lo que concierne a las islas: depuradoras, desalinizadoras y residuos en el fondo marino y en aguas costeras. El impacto de la COVID en el ecosistema también queda reflejado en este último estudio donde los indicadores relacionados con presiones, como, por ejemplo, el transporte marítimo, el ruido submarino, el uso de playas o el índice de presión humana se ven alterados. Sin embargo, todavía es pronto para determinar si ha tenido un impacto significativo sobre algunas especies o hábitats.

La conclusión es clara: la contaminación, la presión humana y el cambio climático son una grave amenaza para la biodiversidad de las Islas. Antes de que sea demasiado tarde hay que actuar. Estos son los principales problemas a los que se enfrenta el litoral balear:

- La preocupante subida del nivel del mar. El crecimiento del nivel del mar en el Mediterráneo occidental se ha acelerado los últimos años. Ha aumentado 1,32 mm/año los últimos 134 años (con un incremento acumulado de 17,7 cm durante este período). Los últimos 39 años el aumento ha sido de 3,00 mm/año y los 26 últimos de 3,29 mm/año, coherente con una aceleración del ritmo de subida en los últimos años. Las proyecciones para dos escenarios de emisiones de CO2 muestran que el nivel del mar podría haber aumentado entre 57 y 75 cm a final de siglo. Esto se traduciría en un retroceso de las playas de Baleares de entre 7 y 50 metros.

- Invasión de plásticos. La costa de Baleares es una de las principales áreas de acumulación de residuos del Mediterráneo. Los estudios elaborados por investigadoras del Instituto Oceanográfico de Baleares (COB-IEO) muestran que los sedimentos en Cabrera contienen entorno a un microplástico por gramo. El 88 % de las zonas de fondo marino muestreadas presentan residuos y en un 66 % de las zonas se encontraron plásticos en el fondo marino. En particular, en la Serra de Tramuntana mostró una alta abundancia de residuos plásticos en el fondo marino. La invasión de residuos también afecta a la vida, el 45 % de 40 especies diferentes muestreadas (incluyendo peces, moluscos y crustáceos) han ingerido microplásticos.

- La pesca en retroceso. El sector pesquero profesional se encuentra en recesión. Desde 1950 las embarcaciones se han reducido un 78 % y la tripulación un 90 %. Las capturas de pesca profesional también disminuyen entre 2002 y 2020, pasando de 3.900 a 2.400 toneladas respectivamente. Esto queda reflejado en el impacto económico, el valor asociado a las capturas también disminuye, volviendo en el año 2020 a los valores iniciales de 18 millones de euros del año 2002.

- Las plantas desalinizadoras y los vertidos. Las instalaciones desalinizadoras de agua de mar suplen la demanda creciente de agua en las Baleares, llegando a generar el 100 % del agua suministrada en la isla de Formentera. Estas suponen una amenaza potencialmente grave sobre los ecosistemas marinos. Los impactos derivados de los vertidos de salmuera, su mayor temperatura y contaminantes asociados afectan la calidad de las aguas donde vierten. Las praderas de posidonia oceánica son particularmente sensibles a los vertidos de salmuera. Entre los años 1994 y 2019 la producción de agua desalinizada en las Islas ha aumentado un 243 %. Desde que hay plantas de desalinización activas en Baleares, ha habido seis años en los que se han producido vertidos de salmuera que superan los 30.000 millones de litros. En Mallorca, la producción de agua desalada se ha quintuplicado en los últimos seis años, produciendo un aumento de los vertidos de salmuera al medio costero.

- Plantas depuradoras. En Baleares hay 143 depuradoras y se estima que el 70 % de las aguas depuradas se podría reutilizar. Aún así, el informe demanda mejoras urgentes para verter aguas con una calidad aceptable. Globalmente ha habido un incumplimiento del caudal de depuración del 1,6 % entre los años 2016 y 2019 y se han registrado varios incumplimientos de los parámetros.

- Aumento del ruido marino por el exceso de embarcaciones. Los ruidos detectados en el área marina protegida (AMP) de los Freus d’Eivissa i Formentera se encuentran asociados a las actividades de navegación. En esta zona la cantidad de energía acústica es mayor en verano, cuando las embarcaciones rápidas registran las frecuencias más altas.
En general, se detecta una mayor presencia de delfines (Tursiops truncatus) en invierno
que en verano. Es necesario hacer más monitorización del ruido submarino para poder
observar las tendencias a largo plazo en diferentes áreas del mar balear.

A pesar de las amenazas a las que se enfrenta el mar balear, el informe también recoge algunos puntos fuertes, como por ejemplo la conservación de algunas especies o la pérdida de presión en playas urbanas. Estos son algunos de los aspectos positivos:

- Corales de profundidad. En las profundidades del mar Balear (> 200 m), existen decenas de especies diferentes de corales de profundidad que se encuentran desde en peligro de extinción a casi amenazadas. Entre ellas se encuentran el coral bambú, plumas de mar, el coral rojo y corales negros. Forman hábitats de gran importancia ecosistémica, ya que promueven la biodiversidad de zonas de los fondos marinos donde no llega la luz. Es necesario trabajar para conocer su distribución a las profundidades del mar Balear y disponer de medidas de gestión adecuadas para cada especie.

- Tortugas marinas. Entre los años 1993 y 2020 se han localizado más de mil tortugas varadas en aguas de Baleares (1.058), 512 vivas y 546 muertas. El año 2020 se localizó el número máximo de tortugas varadas (83), 30 muertas y 53 vivas, de las que sobrevivieron 47. Los años 2019 y 2020 se han localizado nidos de tortuga marina en las playas de Baleares. El año 2019 se localizaron dos nidos, todos en Ibiza. El año 2020 se localizaron tres: dos en Menorca y uno en Ibiza. Estos nuevos nidos pueden provenir de tortugas perdidas o no filopátricas (que no vuelven a nidificar al mismo sitio donde nacieron), o podrían reflejar colonización desde otras colonias de nidificación. En 2019 se pusieron 160 huevos, mientras que en 2020 fueron 340, 180 huevos más que el año anterior. El año 2019 nacieron 37 tortugas, y en 2020 nacieron 159.

- Mejora de la calidad del agua. En 2020, el 82 % de los puntos de muestreo en playas de las Islas Baleares han mostrado una calidad excelente. El mayor número de zonas de muestreo con calidad suficiente e insuficiente se da en Ibiza (7 %) y en Menorca (6 %). Las playas urbanas de las Islas Baleares son las que suelen mostrar una calidad más baja de las aguas de baño.

- Recuperación de nacras. En el año 2016 ocurrió un evento de mortalidad masiva en el que desaparecieron el 99 % de las nacras del mar Balear. Actualmente la Conselleria de Medi Ambient i Territori, en colaboración con investigadores del IMEDEA y el Instituto Oceanográfico (COB-IEO), han localizado y controlan una decena de nacras vivas. Estudios realizados por investigadoras del Instituto Oceanográfico de Baleares (COB- IEO) evidencian que Cabrera tiene una de las densidades mayores de la nacra de roca de todo el mundo, con un número máximo de densidad de 6,9 individuos por 100 m2.

- Menos presión humana. El año 2020 el Índice de Presión Humana (IPH) máximo fue de 1.609.033 personas, comparable a niveles del año 2002. El valor máximo que se ha registrado ha sido de 2.071.124 personas, el año 2017. Si lo comparamos con el valor máximo del año 2019 (2.036.263), se ha reducido un 21 %. El IPH medio en 2019 fue de 1.514.068 personas, mientras que en 2020 fue de 1.287.829, lo que supone una reducción del 15 %.

- Ciencia ciudadana. Observadores del Mar agrupa 15 proyectos activos y tiene un equipo de 98 investigadores de 46 instituciones de 15 países diferentes. Cada proyecto cuenta con una media de 360 seguidores que participan activamente en la recogida de datos y el envío de observaciones. Desde el año 2000 se han contabilizado un total de 3.834 observaciones en Baleares, de las que 3.401 están validadas.