El primer vuelo que ha podido operar con normalidad ha salido de Maó. | M. Pons

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Los pasajeros de Mallorca que este martes se disponían a escapar de las altas temperaturas que el trecho final de julio depara en la Isla viajando al Cantábrico han tenido un percance inesperado. A causa de la densa niebla con la que se ha despertado el día en el norte de la Península su vuelo ha tenido que ser desviado, y en lugar de tomar tierra en el aeropuerto Seve Ballesteros de Santander finalmente ha aterrizado en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas.

Según informaciones del operador aeronáutico español AENA las condiciones meteorológicas que han generado una nula visibilidad han impedido el acercamiento y aterrizaje del vuelo con origen en Palma hasta el aeródromo cántabro.

De este modo ha tenido que ser desviado, y el aeropuerto con disponibilidad para acoger el vuelo más cercano era el madrileño, a casi 340 km. Si se realiza por carretera el trayecto entre ambas capitales sobrepasa los 450 kilómetros.

Este hecho ha supuesto un contratiempo para decenas de mallorquines que viajaban a Cantabria, y otros tantos ciudadanos de aquella región que habían pasado unos días de vacaciones en Mallorca.

El vuelo palmesano no ha sido el único afectado por las inclemencias meteorológicas, según ha informado la propia empresa pública. Un vuelo que ha despegado desde El Prat, en Barcelona, también ha sido desviado, en su caso al aeropuerto de Bilbao.

Con el paso de las horas las nieblas se han disipado en Santander, y el tráfico aéreo ha podido ser restablecido. El primero en llegar a la terminal santanderina ha sido otro vuelo procedente de Baleares, en este caso de Menorca.