Los musulmanes afincados en la Isla celebran este martes la Fiesta del Cordero ('Eid Aladha') o Fiesta Grande. | M. À. Cañellas

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La comunidad musulmana de Mallorca celebró este martes el    Eid al Adha o Fiesta del Sacrificio del Cordero, el rito más importante de esta religión. Unas mil personas acudieron a las 7 de la mañana al Seminari Diocesà después de que el año pasado no pudieran llevar a cabo esta ceremonia en grupo por culpa de la pandemia, y solo la pudieran realizar en casa. Esta festividad marca también el punto y final de la peregrinación a La Meca.

A las siete y media de la mañana dio comienzo la ceremonia en el campo de fútbol. El espacio estaba dividido en dos, entre hombres y mujeres, siendo los primeros mucho más numerosos. El grupo de fieles estaba orientado hacia La Meca. Todos los asistentes llevaban la mascarilla sanitaria y se colocaron de rodillas y descalzos sobre una estera.

El imán egipcio Osama Mohammad Ibrahim, que vive en Mallorca desde hace siete años, fue el encargado de dirigir el rezo desde dentro de la portería del campo de fútbol, de espaldas a los fieles y orientados hacia La Meca. El líder religioso nos explicó el origen de la fiesta: «Hoy es el mejor día del año. Un día grandioso en el que contamos la historia del sacrificio. El profeta Abraham tuvo un sueño, una premonición en la que mataban a su hijo (Ismael para los musulmanes o Isaac para los cristianos). Alá quería hacerle una prueba. ¿A quién quiere más, a Alá o a su hijo? Por lo que le dijo que lo asesinara. Cuando Abraham estaba a punto de matar a su hijo, Alá lo sustituyó por un cordero. Esta no es la Fiesta del Cordero, es la Fiesta del Sacrificio. El cordero es la metáfora, es la prueba para anteponer a Dios (Alá) a lo más querido, en este caso un hijo. ¿Cuál es sino la prueba más dura que matar a un hijo? Dios bajó el cordero como un símbolo, una vez hecha la adoración. Dios aceptó el querer y el sacrificio de Abraham».

Cinco días

El imán añadió que «los    musulmanes tenemos dos fiestas principales: el final del Ramadán y esta, que es más grande y tiene cinco días de duración. Es posible hacer el sacrificio en cualquier de los días».

Una vez finalizada la ceremonia, que duró unos diez minutos, muchos fieles se acercaron a felicitar al imán, como es tradición. Antes lo hacían con calurosos abrazos pero ahora, por culpa de la pandemia, chocaron los puños. Después todos se dirigieron a sus casas para preparar el cordero que comerían posteriormente. Al ser    festivo, ningún musulmán trabajó en la jornada de ayer.

Vecinos del barrio de Es Rafal Nou se quejaron en Internet del elevado volumen de las oraciones emitidas por los altavoces antes de la pregaria del Imán, sobre las siete de la mañana.