Imagen de las terrazas de bares de Palma sirviendo cenas. | M. À. Cañellas

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El Govern balear descarta de momento recurrir a la aplicación del toque de queda para frenar el avance de la nueva ola de coronavirus. El Ejecutivo de Francina Armengol sí prepara restricciones muy concretas para frenar el alza de contagios en Baleares y, principalmente, serían medidas encaminadas a poner ciertas limitaciones a las reuniones sociales y de las personas.

La presidenta del Govern ha pedido este viernes «tranquilidad» y ha argumentado que es «un error que todos opinen sobre cosas serias y que afectan a la población de Baleares», por lo que ha pedido no adelantarse a las posibles decisiones que se darán a conocer la próxima semana. En este sentido, ha explicado que junto a la Conselleria de Salut están estudiando qué medidas se tomarán en el marco del contexto social y económico para frenar la elevada incidencia actual.

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Así pues, se contempla el toque de queda como uno de los últimos recursos en estos momentos, cuando el contexto sanitario es muy distinto a hace unos meses porque la situación en los hospitales está «muy controlada», sin saturación ni en planta ni en las UCI. También cuando la temporada turística ha comenzado «bien» y el objetivo es que dure el máximo tiempo posible, para lo cual el ejecutivo autonómico está poniendo el «máximo esfuerzo», ha apuntado Armengol. En consecuencia, ha reclamado que «no se especule» ante la posibilidad del regreso del toque de queda, que pondría limitaciones a la movilidad en horario nocturno.

«Baleares es un destino absolutamente seguro», ha defendido y ha reconocido que el crecimiento de los contagios en los últimos días es «preocupante», por lo que ha pedido «entre todos» aplicar las medidas de prevención recomendadas.