Cada vez son más los jóvenes con esclerosis múltiple que ven en las redes sociales un canal para difundir y visibilizar sus diagnósticos. | M. À. Cañellas

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Acababa el proyecto final de carrera, allá por 2016, cuando María Massanet, de 31 años y residente en Palma, empezó a sentir los primeros síntomas en una pierna de algo que no le cuadraba. Se le dormía pero no se recuperaba. El primer diagnóstico era «estrés, claro, por los estudios. Pero luego en los entrenos de baloncesto me caía sola».

María no se conformó. Volvió al médico a por otro diagnóstico. «Había meses que estaba bien y otros no, con rampas y sensibilidad en las piernas». Así, cuenta, se pasó los siguientes años hasta abril de 2019. Esta fue la fecha que por fin le dieron un nombre y apellido: esclerosis múltiple remitente recidivante (EMRR).

«Al principio me impactó, pero por otra parte me tranquilicé porque por fin sabía lo que me pasaba. Desde ese momento, empezó mi proceso de asimilación». María Massanet es una joven que nunca se rinde. Así lo expresa y así lo cuenta tras sus primeros pasos por la enfermedad de las mil caras.

El punto de inflexión, entre la negación y la aceptación, fue tras acudir a una exposición en Felanitx: «Cuando vi la esclerosis durante el acto me fui corriendo de allí. Huí. Luego mi pareja me empujó a volver, aunque estaba reacia. Unas chicas, con la misma enfermedad que yo, se acercaron a mí para arroparme. «Hola, somos las esclerosas», me dijeron entre risas. Recuerdo ese momento muy bonito».

El deporte

Desde los nueve años practica baloncesto. Asegura que, aunque se medica, «mi mejor medicación ha sido este deporte». Aconseja sobre todo la actividad y desaconseja la monotonía.

Su vida, explica, no se ha alterado. Trabaja como arquitecta, convive con su enfermedad y se cuida física y mentalmente. «En mi enfermedad puedes tener brotes o no tenerlos. Al final, una tiene que asimilar que te puede llegar y habrá que afrontarlo. Con el tiempo he aprendido a llevarlo muy bien», sostiene.

Cada vez son más los jóvenes con esclerosis múltiple que ven en las redes sociales un canal para difundir y visibilizar sus diagnósticos. María Massanet cree que esto sí es verdad, y que «me hubiera ayudado conocer estas historias en su día porque me hubiesen ayudado».

A la pregunta de qué le ha podido enseñar su enfermedad, María lo tiene claro: «A vivir intensamente, a poder con todo y a exigirme un poco más cada día. Hay momentos que digo ‘no puedo’ o ‘estoy cansada’. Pero por mis narices que lo hago», se ríe.

La Asociación Balear de la Esclerosis Múltiple (Abdem) celebra este domingo el Mulla’t en 22 puntos de la Isla. Las actividades se llevarán a cabo, en esta edición, tanto en playas como en piscinas municipales. Se trata de una acción de sensibilización social y solidaria y este domingo, como novedad, la iniciativa cumple 26 años mojando cada verano.

Para María Massanet, este día «significa una manera de visibilizar una enfermedad que sufre bastante gente en nuestro país y que no afecta a todos por igual. Es una forma de darle nombre y apellidos. De normalizarlo».