Claustro de profesores posando con sus togas en el Instituto Balear en 1882 del que Francisco Manuel de los Herreros fue director entre 1846 y 1900.

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Hay personajes que adquieren una aureola luminosa más allá de su propia existencia y la heredan sus hijos, sus nietos... creando una estirpe privilegiada. Siglos después son recompensados con nombres de calles en pueblos y ciudades y, sin embargo, el común de sus vecinos han olvidado quiénes fueron y qué méritos les llevaron a ocupar tan alta consideración.

Uno de ellos, el más cercano en el tiempo, fue Francisco Manuel de los Herreros Schwager, científico, periodista, escritor y funcionario que vivió en el siglo XIX, inspirado por el movimiento renovador de la Ilustración, que aún coleaba. Uno de sus dones extraordinarios para la época era que dominaba varios idiomas: alemán, inglés y francés, además de sus lenguas maternas, el español y el catalán.

Fundó la Acadèmia Menorquina de Belles Lletres, dirigió la Real Sociedad Económica Mallorquina de Amigos del País –entidad que, distribuida por toda España, trataba de modernizar un país anclado en las tradiciones y la mentalidad del pasado–, creó la Escola Normal de Palma, fue catedrático de la Escuela de Náutica y director de Instituto Balear de Palma y, entre sus méritos, consta el empuje a la introducción del ferrocarril en la Isla.

Escribió obras teatrales, libros técnicos y artículos periodísticos. Quizá su vertiente más conocida fue la gran amistad que le unió al archiduque Luis Salvador de Austria, del que fue apoderado y con quien compartió aventuras científicas. Se conocieron durante un viaje entre Ibiza y Mallorca en un momento trágico de la vida del aristócrata: acaba de morir su novia, la archiduquesa Matilde, que pereció de forma dramática al incendiarse su vestido cuando solo tenía dieciocho años.

Idiomas

Su don para los idiomas no caía del cielo. Su abuelo materno, el capitán suizo Antonio Schwager, fue otro personaje cultísimo, traductor del poeta pre-romántico inglés Edward Young. Pero no fue esa única rama genética la que favoreció su facilidad para las lenguas, pues su bisabuelo de origen mallorquín, por parte de madre, el jurista y traductor Pedro Ramis, fue otro fenómeno digno de mención.

Los Ramis, una familia fuera de lo común
El menorquín Juan Ramis i Ramis (1746-1819) fue el más reputado miembro de la familia de origen mallorquín. Era hijo del abogado Bartolomé Ramis i Serra (1730-1788), de Inca.

Nacido en Maó en 1748, llegó a dominar ocho idiomas, además del castellano y el catalán: latín, griego, hebreo, árabe, inglés, francés, italiano y alemán, lo que le valió el título de intérprete de lenguas extranjeras en Menorca otorgado por el Rey en tiempos de la dominación británica de la isla. Era famoso en su tiempo por disponer de una de las mejores bibliotecas dedicadas al humanismo y tradujo al catalán las populares obras del francés Molière. Su única hija, Catalina Ramis, se casó con Schwager.

A pesar de sus numerosos méritos, no era el único en la familia que dejó huella. Varios de sus hermanos lo hicieron también: Juan (1746-1819) fue abogado, historiador y poeta; Bartolomé (1751-1837) fue médico; José (1766-1821) fue agrónomo y Antonio (1771-1840), abogado e historiador.

El archiduque Luis Salvador llegó a Mallorca de luto: la joven de la que se había enamorado, Matilde de Austria-Teschen, había muerto abrasada por un cigarro que prendió su vestido.

Poeta

De ellos el más reputado fue Juan, considerado la figura más importante del neoclasicismo literario catalán. Debido a las peripecias históricas que sufrió Menorca en ese siglo, fue súbdito británico, francés y español, a rebufo de las conquistas militares sobre la isla, que iban y venían de forma recurrente. Curiosamente, durante la dominación británica la lengua catalana floreció con libertad en Menorca, lo que favoreció su rica producción literaria: poesía y obras teatrales, además de estudios históricos y botánicos. Un combo de intereses muy típico de los grandes personajes de la Ilustración.

Pero volvamos al siglo XIX para conocer al primo de Francisco Manuel de los Herreros, de nombre Manuel Bretón de los Herreros, pues tampoco se quedó corto en talento: fue un reputado escritor, articulista y dramaturgo, dirigió la Imprenta Nacional, fue miembro de la Academia Española y dirigió la Biblioteca Nacional de Madrid.