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Las impactantes fotografías y vídeos que desde hace unas semanas se han grabado en distintos puntos de Mallorca, y que retratan a grandes ejemplares de culebras de herradura, algunas de casi dos metros, han generado un efecto comprensible aunque falto de sustento, según los especialistas. ¿Asistimos a una verdadera invasión de serpientes? ¿Qué está pasando en los campos, calles y playas de Mallorca donde últimamente se dejan ver reptando más que nunca? Vanessa Rubio, bióloga del Consorci per a la Recuperació de la Fauna de les Illes Balears (COFIB), trabaja día a día sobre el terreno con este tipo de reptiles, y es la persona indicada para aclarar algunas dudas razonables para la población preocupada.

En primer lugar cabe decir que la aparición de las culebras de herradura es lógica atendiendo a la época del año en la que nos encontramos. «Este es el momento de la gestación y buscan un lugar idóneo para la nidificación». De hecho, la especialista señala mayo, junio y julio como los meses donde este tipo de reptiles pueden permanecer más activos y por tanto hacerse visibles. Desde este punto de vista nos encontramos en pleno ‘apogeo culebril’.

No obstante la bióloga reconoce que lo visto en Calvià, donde en cuestión de pocos días se han capturado varias culebras de herradura, no corresponde a un hecho habitual. Varias hipótesis señalan los motivos que lo justificarían. «Normalmente se mueven por una perturbación ambiental, y aunque se han acostumbrado a vivir cerca de los hombres y se benefician de nuestra actividad, nos rehuyen. Existe la posibilidad de que algunas de ellas hayan pasado la época más fría del año en muchos de los locales cerrados por la pandemia de coronavirus, y que al retomarse la actividad salgan al exterior. Actuaciones como limpiezas de torrentes o reformas de locales también pueden estimularlas a salir de su cubil y explorar».

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Otro dato que induce a pensar en que nos hemos aventurado difundiendo una imagen distorsionada de la realidad es que «no hemos experimentado un número distinto a las capturas del año pasado». Entonces se capturaron unas 140 serpientes en cien trampas de las que distribuyen entre particulares y ponen a disposición de la administración local.

La conclusión es lógica. Las culebras de herradura se consideran una especie de introducción reciente en la Isla. Sin embargo, su implantación conlleva dificultades para las especies locales que han evolucionado sin tener en cuenta a este depredador, por ejemplo las sargantanes. «Las culebras de herradura son un problema para la biodiversidad de Mallorca, no para las personas», defiende Rubio, quien considera que con esta cuestión «no conviene crear alarmismo».

«Es una realidad que está entre nosotros desde hace unos años y lo seguirá estando. Nos tenemos que acostumbrar, no queda otra. Entiendo que haya personas a las que les choque la presencia de una serpiente y la rechacen. Sin embargo hay que recalcar que no son boas, ni Mallorca es la sabana». No en vano «la mordedura de una culebra de herradura es similar a la de un gato, no son venenosas y no son peligrosas», a pesar de su talla, recuerda la bióloga del COFIB encargada de las acciones de control de población de las serpientes.