Slav Rosenov, fotografiado este martes en Palma, se encuentra sano y con ilusión. | Jaume Morey

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Desde que Slav Rosenov, de 27 años, salió de aquella habitación 21, de la planta 0 y letra P del Hospital Son Espases, se prometió a sí mismo apreciar todas las mañanas el amanecer, pedirle matrimonio a su pareja Paula y que visitaría al «abuelo» de Jaén, el Padre Jesús Nazareno, para compartir secretos y decirle que sí, que ha superado su leucemia.

Recibió esa bofetada caliente el 13 de junio de 2019. «Algo malo me pasaba, estaba muy cansado y no era algo normal en mí», recuerda el joven, de origen búlgaro y residente en Mallorca desde que tenía diez años. Slav, sin embargo, ha ganado la batalla «de momento». Lo dice sin miedo porque es consciente de que esta enfermedad puede volver a salir, «por eso nunca se ha de bajar la guardia», declara sonriendo.

Su pareja, sus padres y «toda la gente de mi entorno» han sido clave en su lucha contra el cáncer. Una enfermedad que, a pesar de su condición –leucemia mieloide aguda–, le ha enseñado vivir a fondo, despacio y con buena letra.

La noticia

«A principios de 2019 empecé a notar que estaba más flojo. Mi fuerza no era la misma». Slav señala que en ese tiempo trabajaba en la aceituna en la provincia de Jaén. Dejó pasar esos síntomas, «pues solo pensaba que era cosa del frío». Pero al arrancar su temporada en la hostelería, en la zona de Alcúdia, su actividad física le hizo frenar. Acudió a un ambulatorio, pero de poco sirvió. «Me dijeron que sería un catarro, pero yo sabía que algo me pasaba. Así que pagué un seguro privado para hacerme una analítica». Esto fue el 12 de junio.

El día 13, tumbado en una habitación de Son Espases, después de pasar por diversos centros hospitalarios durante la mañana, recibió el resultado. «Cuando te dicen que tienes cáncer, lo primero que piensas es ‘por qué a mí’, y luego te ves en la tumba. Fue como pensar ‘esto se acaba aquí’. Pero luego lo asimilé. Yo sentí que, aunque empezaba a encarrilar mi vida con mi chica, y que teníamos proyectos en común, estaba en paz conmigo mismo y no tenía miedo a lo que pasara».

Tras esta desgarradora pero madura reflexión comenzó su lucha. Recuerda las primeras quimioterapia malas y «sin el efecto esperado», pero enseguida acertó con otro tipo de medicamento. El día 8 de noviembre de 2019 «volví a nacer». Slav se refiere a que fue el día en que recibió el transplante de médula de su madre, con una compatibilidad del 50 %.

Si tuviera que quedarse con algo sería la lección de vida que ha recibido durante su lucha contra el cáncer. «No aprecias lo que tienes hasta que ves que lo puedes perder todo. Sin salud no tenemos nada». Slav valora cada momento, anima a los pacientes a ser positivos y a no rendirse nunca. «En el cuello llevo a mis abuelos y familia de Bulgaria. Mi abuelo falleció de cáncer cuando yo salí del hospital. Y, aunque no lo supiesen, porque les oculté mi cáncer, los he tenido en la mente».

Slav con su novia, el 26 de junio de 2019.

El 'sí, quiero' más verdadero

La pareja de Slav le ha aportado la luz que necesitaba en su lucha contra la leucemia, a pesar de que el joven le dijo a Paula que entendía que no quisiera estar en esta dura situación. Ella fue tajante: «no me iré a ningún lado». Y al ganar la batalla Slav le pidió matrimonio, aunque todavía sin fecha.