Baleares, según ha explicado Piño, cuenta con 148 salas de juego. | Archivo UH

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Los nuevos salones de juegos y apuestas que se abran en Baleares deberán estar, al menos, a 500 metros lineales de distancia de los centros educativos de enseñanza obligatoria, formación profesional, universitaria, centros de rehabilitación y hospitales, y cualquier otro centro frecuentado por menores, como ludotecas y parques infantiles. Es una de las novedades que se introducirá en la Ley de Juego para dar un carácter más social a la norma. Esta medida afectará a los nuevos establecimientos, aunque se estudiará cómo afecta a los que estén abiertos con el régimen normativo anterior.

El secretario autonómico de Sectors Productius, Jesús Jurado; y el director general de Comerç, Miquel Piñol, se han reunido este lunes con las entidades sociales para presentarles la hoja de ruta normativa, con la que se da respuesta a sus demandas, según ha insistido Jurado.

Otras novedades que incorporará la ley son la restricción de la publicidad de juego en el espacio público, incluidas fachadas; la restricción del número de nuevas licencias; y el control de edad en las máquinas instaladas en la hostelería. Se prevé, además, un nuevo cuadro sancionador y el refuerzo en el control de homologación de máquinas de elementos sexistas, racistas u ofensivos.

«El juego no es un juego», ha señalado Jurado, quien ha incidido en que luchar contra las ludopatías «no solo consiste en poner tiritas sobre las heridas, sino en prevenir estas heridas». Piño, por su parte, ha subrayado el compromiso del Govern en «hacer frente a la problemática que puede suponer la adicción al juego».

Baleares, según ha explicado Piño, cuenta con 148 salas de juego, 5.000 máquinas de azar y entorno a 500 personas inscritas en el registro de autoprohibidos para entrar en este tipo de establecimientos. Ha señalado que alrededor del 30 % de los adictos al juego se inician cuando son menores de edad. De ahí, la voluntad del Govern de atajar y prevenir esta problemática.