El triunfo en el certamen de Miss Europa de 1962 convirtió a Maruja García Nicolau en una auténtica celebridad a su regreso a Mallorca, donde fue recibida en Cort por el entonces alcalde, Juan Massanet, para después regresar a su casa, en el barrio de Santa Catalina. Foto: Archivo UH | Ultima Hora

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Maruja García Nicolau (Palma, 1944) falleció este miércoles en Palma. En 1962 ganó los concursos de belleza de Miss Palma, Miss España y Miss Europa en el Líbano. Durante este tiempo fue modelo en París y realizó diversas pruebas cinematográficas en Madrid. Ha sido la única mallorquina que ha conseguido un concurso de belleza internacional. Celebridad muy conocida en Palma desde su proclamación como reina de la belleza, fue la esposa del portero del Mallorca Martí Mora, fallecido el pasado mes de febrero.

Maruja García Nicolau nació en un tiempo de profundos cambios en una sociedad española que a duras penas lograba mitigar el hambre de la posguerra con canciones. El padre de Maruja era guardia civil de Águilas (Murcia) que fue destinado a Palma con su familia numerosa. Maruja era la mayor de una larga prole. Los otros hermanos fueron Antonio, Rosa, Encarna, Juanito, Margarita y Alfonso.

Los primeros recuerdos que tenía Maruja de aquellos tiempos se los contó a nuestro compañero Miguel Vidal, también fallecido recientemente. «Tuve una infancia dura. El sueldo de guardia civil no bastaba y mi padre dejó el Cuerpo para hacerse camionero. La nuestra era una familia humilde. Vivíamos en la barriada de Son Cotoneret en una casa sin agua corriente, sin ninguna comodidad».

Pero Maruja García Nicolau había nacido para vivir un cuento de hadas. El destino la había mandado a poblar el mundo de los pobres, pero dotándola de una belleza singular. Maruja crecía como el poeta imaginaba la mujer mallorquina: piel de oro y pelo encendido de negro. «Fui a la escuela hasta los doce años. Iba a las monjas del Sagrado Corazón, pero de los pobres, que también había un Sagrado Corazón de los ricos. Como mi madre siempre tenía un hijo pequeño que cuidar, me puse a trabajar para ayudar en la casa. Mi primer trabajo fue hacer encargos para una modista».

El periplo laboral de Maruja no había hecho más que empezar: «A los quince años entré a trabajar en una fábrica de calcetines. Después pasé de dependienta a un supermercado 'Sumasa' de Son Cotoneret, cerca de casa, y algunos meses más tarde a un colmado junto al mercado de Santa Catalina. Así hasta los dieciocho años en que me presenté al concurso de Miss Baleares. En realidad presentarme a este concurso de belleza no fue decisión mía, sino de las hermanas del dueño del colmado donde trabajaba, que insistían, a pesar de que yo me resistía porque necesitaba el dinero del trabajo y no podía arriesgarme a perderlo».

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Las hermanas del dueño del colmado creían en las posibilidades de Maruja, a la que sin duda envidiaban la simpatía y su sincronizada belleza, además de sus medidas 80-60-80. Con este aval se presentó al concurso de Miss Baleares que organizaba Ultima Hora de la mano de su director, 'Pepín' Tous. «Mi abuela arregló el viejo vestido de boda de mi tía Lola y me hizo uno para presentarme al concurso de belleza. Yo no salí elegida ni Miss Baleares ni Miss Mallorca, pero caí bien al público, que exigió que se creara un título para mí y me concedieron el de Miss Palma. Un ramo de flores, bonito, eso sí, fue todo lo que me dieron».

A la mañana siguiente, con la noticia fresca en los periódicos, Maruja volvió a su trabajo de dependienta como si tal cosa. Bueno, algo había cambiado: las mujeres que entraban en el colmado la felicitaban y los hombres aprovechaban para piropearla con un «¡Ya lo decía yo!». Pero el cuento de hadas no había hecho más que empezar.

Poco después de lo de Miss Palma se presentaron 'Pepín' Tous y su entonces mano derecha, el periodista 'Pablito' Llull en el colmado. Querían que las tres "misses", Miss Baleares, Miss Mallorca y Miss Palma se presentaran al concurso de Miss España. Convencieron a su padre, que creía que aquello de presentarse a concursos de belleza era «pecado», y la prepararon a fondo hasta el más mínimo detalle de saber estar, saber vestir, saber hablar, saber comer. Margaluz, que sería la esposa de 'Pablito', le enseñó a andar como modelo. La elección fue en el Teatro Lírico de Palma y Carmen Sevilla la coronó como Miss España.

Maruja dejó el colmado. El título de Miss España era incompatible con el trabajo de dependienta. Se fue a Madrid aquella primavera de 1962 a lucir su reinado de belleza. Tuvo ofertas para hacer cine. El modisto Pedro Rodríguez la contrató como modelo. La vida le sonreía a los veinte años. Y faltaba por llegar su gran momento de gloria. Viajó a Beirut como representante española. Pasó por la pasarela con seguridad, a pesar de que durmió muy mal por los nervios. El jurado la proclamó Miss Europa 1962. «Cuando volví a Mallorca parecía que llegaba la Reina. Vino toda Palma a esperarme y aplaudirme. Incluso bajó mucha gente de los pueblos. A partir de ahí la vida de mi familia cambió completamente. Seguimos viviendo en Son Cotoneret, pero adecentamos la casa y la adecuamos a las necesidades del confort moderno».

Y así fue que, formando parte de una mesa petitoria en Palma, le llegó el flechazo: «En una cuestación de Cáritas contra el cáncer conocí a Martín Mora. Yo no sabía nada de fútbol, ni tampoco era de mi entorno social, pero de Martín me gustó de entrada su forma de ser. Una vez fui al Lluís Sitjar a hacer el saque de honor de un partido del Mallorca contra un equipo argentino y allí estaba Martín Mora, que me invitó a salir. Unos meses después se declaró. Antes de que le diera el 'sí', que me salía de lo más hondo de mí, me hizo ir a misa. Luego hicimos público el noviazgo y tomamos una decisión que sólo dos personas muy enamoradas podían tomar: yo dejé el mundo de la moda y el dejó el fútbol. El 6 de mayo de 1965 el reverendo Bruno Morey nos casó en la Catedral de Palma", explicaba a Miguel Vidal.

De su enlace con Martí Mora nacerían cinco hijos. Maruja fue propietaria de una tienda de moda en la Rambla que llevaba su nombre. Durante años frecuentó la vida social palmesana junto a su marido, que la adoraba.

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Junto a su marido, Martí Mora, en abril de 2020.