TW
9

«Lo que más me molesta es que la mandaran a casa dos veces teniendo COVID y sin encontrarse bien». Son palabras de Primo Puma, que acaba de perder a su mujer, Josefina Villca, con tan sólo 55 años de edad, a causa de la pandemia.

Todo empezó a finales de enero, cuando su pareja presetó síntomas compatibles con los del coronavirus. «Fuimos al centro de salud de Arquitecte Bennàssar y de allí nos enviaron a Son Espases». Se quedó ingresada 15 días y confirmaron que era positivo por COVID, por lo que su hijo de 12 años y él tuvieron que hacer cuarentena. A las dos semanas le dieron el alta pero «seguía sin encontrarse bien aunque nos decían que había mejorado», explica.

«Se puso mala otra vez y llamamos a la ambulancia. Le mandaron corticoides». Finalmente Josefina volvió a ingresar el 1 de marzo en el hospital de referencia otros diez días con condensaciones pulmonares y una sospecha de infección bacteriana. «Cuando volvió de nuevo a casa no podía hacer vida normal. Se fue con una amiga al centro de salud a exigir un medicamento para la tos seca, se sentía mal», relata Puma.

«Un domingo la llevé de nuevo a Urgencias y de ahí ya la mandaron a la UCI», se emociona. «El lunes siguiente la vi sonriendo y pensé que iba a mejorar pero su salud empeoró y ya no volvió a despertar».

Noticias relacionadas

Los médicos iban diciéndole que estaba bien y le comentaban las pruebas que le iban haciendo. Josefina Villca pasó casi dos meses en cuidados intensivos hasta que falleció el lunes de la semana pasada.

Su evolución empezó a ser desfavorable de forma repentina. Tenía fibrosis pulmonar post- COVID, la conectaron a la ventilación mecánica y al no responder, se le practicó una oxigenación por membranas extracorpóreas, lo que se conoce como la técnica ECMO.
Primo Puma denuncia ahora que «si me hubieran hecho más caso, mi mujer a lo mejor estaría viva». En estos momentos, «estoy fatal», reconoce. Su hijo recibe atención psicológica en el colegio.

Explicando su caso, reclama «que no se tenga tanta prisa en dar altas a la ligera» para que nadie tenga que vivir esta misma situación».

Llevaban juntos 13 años, «nunca nos hemos separado, siempre estábamos juntos». Ahora les queda el recuerdo de una mujer «buena», cuidadora de personas mayores y «siempre dispuesta a tender la mano».