Imagen del juicio.

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«Rotundamente no». Lo único en lo que coinciden todos los expertos que han declarado en el juicio de Sa Nostra es en que, ninguno de los exdirectores generales acusados, Pere Batle y Pau Dols se enriquecieron. Tanto el perito que asesora a la acusación que ejerce BMN, sucesora de Sa Nostra, como los de la defensa, señalan que no hay rastro alguno de flujo de dinero entre las empresas del empresario Martín Gual y los directivos de Sa Nostra. La defensa de los dos principales acusados insistió en este aspecto en la sesión del juicio. Intenta descartar así un posible delito de apropiación indebida que es el que supondría una posible condena de hasta cuatro años de cárcel para los acusados.

En todo lo demás, los expertos están enfrentados. Los de la acusación aprecian un agujero económico de casi cien millones en los préstamos a Gual, según el de BMN y los de la defensa lo reducen a tres y niegan un riesgo excesivo en las sociedades.

Otro punto en el que insistieron las defensas fue en los préstamos que concedió BMN, la empresa sucesora de Sa Nostra a las de Gual a partir de 2011 por valor de nueve millones de euros el último de ellos, cuando ya ni Batle ni Dols tenían nada que ver con la gestión, el primero estaba jubilado y el segundo había perdido cualquier poder tras la absorción. La defensa también insistió a los peritos si se habían ejecutado las hipotecas contra las empresas de Gual cuando la Sareb y BMN se hicieron con los activos de Sa Nostra. A nadie le consta.

En la sesión de ayer también desfilaron varios antiguos consejeros de la entidad. Todos repitieron lo mismo: no tenían formación financiera y aprobaron las operaciones a Gual porque confiaban en que habían superado todos los controles. "Suponía que venían informadas correctamente", aseguró uno de ellos.