Turistas en la Playa de Palma. | Archivo UH

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«Salvar el verano». Ese es el mantra. Auxiliar al motor económico de Baleares que se encuentra en estado crítico desde hace más de un año. El objetivo y la esperanza del Govern de Francina Armengol, y de todo el sector turístico, ha sido durante todo este último período de estado de alarma salvar la temporada estival. Volver a poner en marcha todo el engranaje y reactivar la economía. Lo han repetido hasta la saciedad, el fin era poner a salvo la temporada 2021.

Tras más de un año en blanco, hoteleros, agencias de viajes, compañías aéreas y pequeños autónomos de las zonas turísticas coinciden en que la salvación de la temporada pasa por lograr en el menor tiempo posible la inmunidad colectiva. Convertirse en un destino libre de COVID para ser vistos con buenos ojos. Después del azote de la tercera ola de coronavirus, la peor para Baleares, las Islas ahora gozan de unos buenos datos sanitarios con los que atraer a turistas nacionales e internacional.

La inmunización de rebano ha sido una de las principales luchas del sector durante el estado de alarma. Los hoteleros han pedido en reiteradas ocasiones priorizar la vacunación en las regiones turísticas, como han hecho Italia y Grecia. La respuesta el Gobierno siempre ha sido negativa, ya que consideran que el acceso al fármaco tiene que guiarse sólo por criterios éticos. De hecho, durante los últimos meses el consejero delegado de Meliá Hotels International, Gabriel Escarrer, encendió las alarmas y urgió a las administraciones a llevar a cabo un plan coordinado con el sector privado para salvar el turismo, ante el temor del retraso en la vacunación.

Han sido meses difíciles para un sector que vivía de la incertidumbre y observada aeropuertos y puertos cerrados. No hubo viajes en Navidad y se vivió una Semana Santa a medio gas para poner a salvo el verano. Todas las esperanzas siguen puestas en la temporada. En plena agonía, nació la plataforma social y empresarial SOS Turismo, que tenía como objetivo concienciar a la Administración de la necesidad de socorrer al turismo para salvar la economía y el empleo en las Islas. SOS Turismo volvió a exigir «más vacunas» y ayudas directas para un sector en Cuidados Intensivos.

La prueba de fuego llegó en Semana Santa. A pesar del cierre perimetral de la comunidad, dónde no estuvo permitido el turismo nacional, si se pudo viajar desde el extranjero presentando una PCR negativa a su llegada. El aeropuerto de Son Sant Joan recibió, entre el 26 de marzo y el 5 de abril, la llegada de 266 vuelos (532 ida y vuelta) procedentes de Alemania, que sumaron en su conjunto cerca de 40.000 pasajeros germanos. El balance de las fiestas en el sector turístico fue positivo y supuso un respiro para el sector, ya que la llegada de turistas internacionales, sobre todo alemanes, permitió reabrir el 11 % de la planta hotelera de la Playa de Palma.

En estos momentos, hay abiertos en la Isla 156 establecimientos, que representan el 18,86 % de la toda la oferta hotelera y el 15,50 % de plazas.

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El pasaporte COVID, determinante para la reactivación

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Ahora la mirada está puesta en aprobar el certificado verde sanitario, que será clave para la reactivación definitiva del los viajes internacionales. La ministra de Industria, Turismo y Comercio, Reyes Maroto, ha apostado por que España sea «pionera» en implantar en todo su territorio el certificado verde digital que la Unión Europea quiere tener listo a mediados de junio para facilitar la movilidad y reactivar el turismo. Baleares ha mostrado su voluntad de posicionarse como destino piloto para implantar el pasaporte.

Las llegadas desde el extranjero dependerán, en buena medida, de la implantación del certificado COVID, un documento sanitario, común en toda la Unión Europea, que permitirá la circulación por diversos países a quienes estén vacunados o hayan presentado una prueba diagnóstica negativa.

El último golpe: Reino Unido mantiene el veto

Baleares tiene el reto de consolidar la buena situación epidemiológica para que los mercados turísticos emisores vean a las Islas con buenos ojos. El último gran golpe para el sector llegó este viernes, a tan solo dos días de finalizar el estado de alarma, cuando Reino Unido anunció que mantiene el veto sobre Baleares. Londres no establece ninguna excepción en la valoración de las islas, con respecto al conjunto del Estado; un criterio con el que las Baleares se se ven perjudicadas.

Por su parte, Alemania levantó la prohibición de viajar a las islas antes de la Semana Santa. Una decisión que fue crucial y estratégica para recuperar las conexiones y la movilidad con uno de los principales países emisores. A pesar de la dureza de la tercera ola en el país germano, las cifras de contagios de coronavirus están en descenso. El Govern vuelve a centrar todos sus esfuerzos en la campaña de verano y la presidenta, Francina Armengol, acompañada por el conseller Iago Negueruela, viajará la próxima semana a Berlín para promocionar la seguridad sanitaria de Baleares.

El veto del turismo británica genera todavía más incognitas sobre el inicio de la temporada, ya que no será hasta el próximo siete de junio cuando el equipo de Boris Johnson revisará sus criterios. La situación de los principales países emisores es fundamental para despejar algunos interogantes sobre la reactivación de los viajes internacionales. Otro verano con tan solo turismo nacional es insufiente para la industria.

Según las previsiones, el turismo internacional ganará peso en 2021 con una estimación para este verano del 50 % de viajeros extranjeros sobre los niveles prepandemia, aumentando su peso total en 2021 hasta el 23 %, en función del ritmo de los programas de vacunación y una coordinada desescalada entre los diferentes países, junto a la puesta en marcha del certificado verde digital. La vista y los esfuerzos están puestos en los próximos meses, pero todavía hay muchas preguntas sin resolver. No se sabe cuándo arrancará el verano, ni cómo lo hará.