Un médico inyecta una vacuna anti COVID a una paciente. | Daniel Dal Zennaro

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Gran Bretaña está vacunando más que ningún otro país de Europa. Fue el primer país en aprobar el uso de la vacuna de Pfizer, a principios de diciembre del año pasado, y desde entonces vacuna hasta seiscientas mil personas al día. Igual que en Israel, van tan avanzados que ya empiezan a aparecer estudios que ofrecer información detallada de la eficacia de las vacunas, de las reacciones, de las interacciones, etcétera.

Por ejemplo, se han estudiado los últimos setenta y cuatro mil pacientes ingresados en los hospitales británicos para saber cuántos de ellos habían sido ya vacunados. Este es un dato relevante porque la secuencia de la COVID pasa primero por tener síntomas, después por el ingreso hospitalario, después por el traslado a las UCI y, finalmente, en los peores casos, el desenlace fatal.

Este jueves en Gran Bretaña, había más de treinta y tres millones de vacunados con una dosis, de los que casi once millones ya tenían el refuerzo de la segunda inoculación. Sin embargo, estas segundas dosis son muy recientes, porque los expertos de ese país optaron por vacunar a muchas personas con una dosis en lugar de hacerlo a la mitad, de forma plena, con dos inoculaciones.

El resultado que ha arrojado el estudio es que entre los ingresados en los hospitales, incluso con una única dosis, apenas treinta y dos personas habían sido vacunadas tres o más semanas antes del ingreso. Es decir: de cada dos mil trescientos pacientes que se ingresan en los hospitales, únicamente uno ha sido vacunado, lo que literalmente significa que la vacuna está siendo tremendamente eficaz. En otras palabras: la vacuna acaba con las peores consecuencias del coronavirus, al menos en las variantes antiguas y la británica. No hay datos de qué ocurre con las variantes sudafricana y de Manaos, lo cual no equivale a que la vacuna sea inocua sino simplemente significa que se ignora su efectividad. Sí existen estudios adicionales que demuestran que los síntomas mostrados por los contagiados que estaban vacunados son mucho más débiles que los de los pacientes no inoculados.

En sentido contrario, un estudio de Public Health England, que es el ente administrativo que gestiona la salud pública, considera que la vacuna ha conseguido evitar en el país unas diez mil cuatrocientas muertes.

No tengo ni idea de cuántos fallecimientos se podrían haber evitado en Europa si el despliegue de la vacunación se hubiera hecho con solvencia y rapidez. Los familiares de algunos miles de personas que han perdido la vida por esta razón desde enero a hoy podrían preguntar en voz alta por qué la Agencia Europea del Medicamento aprobó la vacuna de Pfizer tres semanas después de que lo hiciera Gran Bretaña, o por qué el primer contrato con Pfizer se firma en noviembre de 2020, seis meses después de que lo hiciera Estados Unidos, Israel y Gran Bretaña. O por qué incluso a día hoy seguimos parando días y días la vacunación porque dicen que una persona entre decenas de millones de vacunados ha desarrollado un trombo que pudo poner en peligro su vida.

¿De verdad, nadie en nuestra autonomía, en España o en Europa va a responder a estas preguntas? ¿De verdad, nadie es responsable de que la vacunación siga siendo tan lenta? ¿Tiene sentido, ante estas evidencias, negarse a comprar vacunas rusas o chinas? Podemos comprarle todo a China, pero cuando se trata de las vacunas que salvan vidas ¿es mejor dejar que el virus siga activo, con su saldo letal? ¿De verdad, nadie en España debe dar una explicación por haber retirado la vacuna de AstraZeneca a los mayores de sesenta y nueve años, sin que haya ni un organismo científico que lo aconseje? Esa decisión, efectivamente, quizás haya salvado alguna vida, pero los datos contrastados e indiscutibles aseguran que es responsable de que algunos nos hayan dejado para siempre. Estos en mucho mayor número que aquellos.

Y otra pregunta que ojalá no tengamos que recordar dentro de unos meses: ¿estamos tomando hoy las medidas que mañana nos permitirán controlar las mutaciones que están emergiendo en el virus?

Ver lo que está ocurriendo en Gran Bretaña, Israel o incluso en Estados Unidos nos señala el camino por el cual Europa debería estar transitando. Vamos por detrás de ellos, lo cual es grave. Pero es que vamos por detrás de Marruecos, Serbia, Chile y Uruguay, lo cual es simplemente inexplicable. Y que nadie en todo el continente haya tenido que dar una explicación, haya dimitido, hubiera tenido que pedir disculpas, nos indica que Europa no funciona democráticamente.