Rafael Ballester fue elegido presidente del CES por unanimidad por el nivel de consenso que obtuvo.

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Rafael Ballester (Palma, 1975) es un empresario que se siempre ha apostado por el asociacionismo. Ha sido presidente de la patronal del comercio Afedeco, vicepresidente de CAEB, consejero de la sociedad de garantía recíproca ISBA y presidente de la Comisión de Comercio Interior de la Cámara de Comercio de Mallorca. Afronta la presidencia del Consejo Económico Social (CES) con el claro interés de poner de manifiesto todos los retos que tiene que afrontar la economía de las Islas, el tejido productivo y laboral en la actual crisis marcada por la pandemia. Empresario resolutivo y con las ideas claras, quiere aportar su experiencia al CES y conseguir implementar todos los objetivos en la etapa post COVID.

¿La figura del CES es crucial en estos momentos?

—El objetivo del CES es marcar y tener una visión panorámica y estratégica a medio plazo. Es cierto que con la pandemia tenemos ciertas urgencias de las que hay que salir, pero en futuro tenemos el Plan 2030, que intenta marcar el camino para salir de la crisis y que evolucione la economía y toda la sociedad en su conjunto. Somos una institución que acompaña para ayudar e influir en las instituciones y estamentos. Además, somos el único órgano de gobernanza reconocido en el Estatuto de Autonomía. Somos independientes y las propuestas de esta institución van encaminadas a mejorar la situación laboral, social y económica. Los dictámenes del CES son reconocidos, recogidos por las administraciones y ayudan a la toma de decisiones.

¿Depender una economía tanto de la industria turística es negativo?

—Con una visión global y con perspectiva, hay que decir que la dependencia de un monocultivo en épocas de bonanza nos ha colocado en los primeros puestos a nivel regional, pero la actual crisis nos ha demostrado que lo inteligente sería diversificar el modelo y evolucionar en la cadena de valor. El turismo es clave y hay que enfatizar que es el motor de la economía balear, pero el tsunami del COVID nos ha arrastrado a todos. Hay que apostar por diversificar más la economía y el producto, pero no cambiar un modelo turístico sino mejorarlo para ser más competitivos.

¿Cómo analiza el efecto de la pandemia a nivel social y laboral?

—Hacemos unas recomendaciones y propuestas de la economía en la que se habla de todo, pero centrándonos en la parte, social y en la economía. El objetivo a corto y medio plazo es dar más valor añadido a los puestos de trabajo, para lo cual hay que incentivar la formación e invertir en ello. Además, hay toda una serie de frentes a cubrir, como es la diversificación productiva, la digitalización y apuesta por las energías renovables y la sostenibilidad. La pandemia nos ha dado una urgencia para ponernos en marcha en este sentido, pese tocar temas que son recurrentes pero muy necesarios para el futuro de Balears.

¿Hay que apostar por la digitalización y modernización de infraestructuras productivas?

—Hay que hacer un gran trabajo de labor de concienciación de la sociedad balear para entrar de lleno en la era de la digitalización. Las generaciones más jóvenes lo llevan en el ADN, pero hay determinados colectivos que les cuesta entrar en este proceso. No se cuántas generaciones vamos a necesitar para completar este proceso a nivel de calle, empresas y de las propias administraciones para que sean más ágiles. El reto digital afecta, repito, a todos los sectores. En unos ha calado más que en otros, pero la pandemia lo ha puesto más que de manifiesto. La digitalización no es el futuro, sino el presente y tiene que estar en el ADN del sector productivo.

¿Tendremos alguna vez el REB?

—El CES tiene otras funciones, pero es cierto que el REB es una reclamación histórica de Balears que se tiene que solventar sí o sí. Estamos infrafinanciados por el Estado en muchos aspecto y el REB es la solución, sobre todo para paliar el hecho insular. Hay que ser valientes para lograrlo que sea una realidad en toda su amplitud para el bien de la economía de Balears, de la sociedad en general y del tejido productivo en todas las Islas.

¿Cómo analiza la actual incidencia del paro en las Islas?

—Necesitamos una reactivación económica para dar trabajo a la gente y esto nos va costar. La temporada 2021 no será al uso, sino normalita y esto será un handicap.

¿La vacunación es clave?

—Es clave. La ciencia es la única que ha dado una única solución contra el virus y ésta es la vacuna. Para que sea efectiva tenemos que tener a un alto porcentaje de población vacunada. Nos va a salvar sanitariamente y por ende económicamente. Las contraindicaciones de las vacunas son iguales a las de otros fármacos. Creo que hay mucho ruido en la calle, pero los resultados en las residencias demuestran que es todo un éxito.

¿Hay que incentivar la conectividad aérea y marítima?

—Hay que reclamarla desde todos los estamentos. Somos unas islas y dependemos de los puertos y aeropuertos, que son la entrada de nuestros turistas.

¿Tienen que cambiar los bancos su estrategia crediticia?

—Cuando en marzo y abril de 2020 nos explotó todo, ISBA y el Govern fueron ágiles para poner avales y dar liquidez. Nadie sabía que esto iba a durar tanto tiempo y, por ello, ha habido carencia en el pago de los préstamos. Los bancos son entidades privadas, vienen de una crisis como la de 2008 y ahora son más exigentes a nivel crediticio.

¿Cómo ve la etapa postCOVID?

—Hay grandes retos, pero el nivel de concienciación para conseguirlos se palpan. Ha que incorporara sectores productivos a la cadena de valor porque ello nos puede consolidar como sociedad.