Patricia Moreno. | Jaume Morey

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Patricia Moreno cumple las tres V: valiente, viajera y vocacional. Periodista de profesión, esta mallorquina es uno de los seis testimonios que participan en el documental Amanece en Calcuta, un canto a la Madre Teresa y a su dedicación con los más pobres. La película se estrenará este viernes, día 16, en Ocimax, a las 16.00 horas, y en otros 35 cines del país.

¿Cómo empezó su admiración por la Madre Teresa?
— Siempre he sido muy creyente pero nunca practicante hasta que sentí la voz de ‘Ella’ en 2002, cuando a mi marido le daban 15 días de vida por un tumor cerebral. Esa voz me dijo que todo iba a ir bien, pero que le llevase a operar en Orlando. Cuando llegamos allí me encuentro con que el doctor tenía rasgos indios y al salir de la operación me dijo que diera las gracias por haberle llevado a este hospital, que si hubiera vuelto a España hubiese fallecido. Que haya vivido 18 años [su marido falleció en noviembre de 2020] significó que mis hijas crecieran con un padre.

El documental aborda su legado a los más necesitados. ¿Cuál es esa herencia?
— El dar hasta que te duela, como decía la Madre Teresa. Solo cuando viajas a países como la India te das cuenta de todo lo que ha tenido que ofrecer a otras personas. No es lo mismo ir a hacer un voluntariado y volver a tu comodidad que dejar todo, como hizo, para dedicarte a los más pobres sin ningún tipo de privilegios.

Es la primera vez que se verá en la gran pantalla. ¿Cómo ha sido su experiencia?
— Yo estoy acostumbrada a estar siempre detrás de las cámaras, no delante, por mi profesión en la comunicación. Y ver que soy yo la noticia no lo he llevado muy bien [se ríe]. Así que por un lado he sentido vergüenza, pudor, pero por otra parte pienso que si este documental puede ayudar a otras personas, bienvenido sea.

En 2016 presentó en Macedonia una exposición fotográfica sobre Calcuta y la Madre Teresa. ¿Qué le aportó este trabajo?
— Fue muy curioso todo eso. La cosa es que yo viajo únicamente con mi teléfono móvil, no soy fotógrafa profesional. Y que la Casa Memorial de la Madre Teresa en Macedonia me propusiera hacer una exposición con mis fotos, financiada por su gobierno, eso me dice algo. Es como si la vida, de forma inesperada, me conduce a seguir hablando de ‘Ella’ y de su legado.

Se dice que tenemos una Calcuta en cada país.
— A Calcuta la tenemos en nuestra casa, en la casa del vecino, en nuestra ciudad. Es sinónimo de ayudar, de que debemos sacrificarnos por el de al lado y hacer entre todos la vida más sencilla, así el mundo sería mejor. Al final, está esa es la imagen que nos dejó Santa Teresa.

El mundo de la comunicación no ha frenado sus voluntariados.
— He dedicado 12 años de mi vida a la comunicación política, un trabajo que me ocupaba las 24 horas del día. En 2015 decidí reinventarme tras unos viajes a la India. Monté mi propia empresa de comunicación para permitirme viajar. Desde entonces no he dejado de recorrer el mundo de la mano de Dios. He conocido 34 países y siempre busco en cada uno de ellos el lado más humano y llegar a los poblados para ayudar.

¿Cuál será ahora su siguiente viaje?
— Desde la pandemia no he podido viajar, pero tengo muchas ganas de conocer Namibia e Irán.

Se muestra valiente.
— He visto cosas muy fuertes durante mis viajes, pero nunca he tenido miedo a nada.

La periodista ha viajado en varias ocasiones a Calcuta, India. Allí se encuentra la congregación de las Misioneras de la Caridad, donde Patricia realiza los voluntariados. En la imagen aparece con la imagen de la Santa en una parada de bus, en 2018. Foto:P.M.