Los feriantes se congregaron este martes una vez más delante del Parlament. | Pere Bota

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Los ánimos entre los feriantes están más que decaídos y ya se están planteando como último cartucho convocar una huelga de hambre ante el silencio de las administraciones. Ayer poco más de una treintena de personas se congregaron frente al Parlament para pedir la vuelta al trabajo.

«Llegaremos a verano y seguiremos igual. Ya hay dos o tres personas que se han presentado voluntarias para la huelga de hambre y ahora tenemos que hablar con Delegación del Gobierno para saber cómo podríamos hacerlo», cuenta Javier Barranco, presidente de la Unión de Empresarios de Atracciones Diversas de Balears.

El presidente de la asociación advierte que «al igual que cualquier otro sector, exigimos un plan de desescalada. ¿O es que vamos a estar siempre?» El sector congrega a alrededor de 150 personas que viven de las atracciones.

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El planteamiento de la huelga de hambre llega después de que «ni en el Govern balear ni en los ayuntamientos nos reciban ni nos digan nada. Ahora empiezan a cobrarnos las hipotecas y los préstamos ICO y no podemos vivir del aire».

Adhesión

Para lograr sentarse en las mesas de diálogo con el Govern y las instituciones, los feriantes presentan hoy su adhesión a PIMEN junto al presidente de la patronal, Jordi Mora. «Solo pedimos que nos incluyan en el algún plan de desescalada. Nuestro sector paga impuestos como cualquier otro», advierte Barranco.