Pilar Ribas refleja las emociones vividas en la pandemia. | MANENA ENSEÑAT

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Pilar Ribas Maura es pintora, ilustradora y antropóloga. Realizó numerosas exposiciones de pintura en Baleares y resto de España hasta que su hombro no soportó mantener el pincel en alto e hizo de la ilustración infantil su profesión, además de escribir cuentos y narrar historias. Canta y ha hecho ilustraciones para temas musicales de autores locales.

Vocal del Institut d’Antropologia de les Illes, Pili Ribas está dedicada a una hermosa rama de la Antropología, la emocional. En marzo de 2020, tras la declaración del estado de alarma, comenzó un cuaderno de campo gráfico de su confinamiento, un diario en tiempos de pandemia desde el punto de vista antropológico, en más de 200 dibujos. Ha seguido elaborando este estudio social y emocional hasta ahora, cuando se cumple ya un año de esta ‘nueva realidad’. Por ahí sigue.

El papel de la gastronomía

La Antropología sociocultural, la etnología, explora cómo la gente de diferentes lugares vive y entiende el mundo, según su entorno, costumbres y valores, entre otras cosas. «He enfocado el diario de esta pandemia desde el punto de vista de la alimentación. La gastronomía nos define, forma parte de nosotros. Cuando estamos en otro país, por muy felices que seamos, nuestro estómago echa de menos las comidas de nuestro entorno cultural, de nuestros ancestros, la comida de nuestra infancia. Con una comida celebramos, nos contamos algo muy importante, resolvemos un problema o cerramos un contrato».

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Conociendo a Pili Ribas creemos que cualquier comida de antaño es ‘La magdalena de Proust’ que le devuelve a la felicidad de la infancia, a todo el contenido de emociones de su blog ‘Una Infancia Vintage’. Su infancia es el sabor del plato espeso de sémola de arroz con picadillo de pollo que preparaba su abuela Magdalena. Incluso de adulta, lo siguió reclamando. «Los jueves comíamos en casa de la abuela Magdalena, que se pasaba la vida cocinando para sus hijos y nietos. Su recuerdo va ligado a la comida, a los sabores y al cariño con el que preparaba a cada uno, en exclusividad, su plato favorito».

En los meses de confinamiento fue su hija Manena la encargada de cocinar. «Esos meses fueron muy enriquecedores en el plano familiar. Alrededor de la mesa, compartíamos sentimientos. En los meses siguientes apareció en mí un inusual miedo que parecía incapacitarme para salir, me mareaba en el supermercado. La vida había cambiado nuestras emociones. Cuando nos permitieron salir a pasear, aunque con restricciones horarias, la Naturaleza me salvó del miedo».

Después de comer, en un día de confinamiento
Después de comer, en un día de confinamiento.

Pilar Ribas adora el mar, el olor y sonido de su adolescencia. Le devuelve a la calma aquella de los momentos buenos, cuando la vida aún no había jugado malas pasadas. Su infancia vintage está en sus ilustraciones donde sus hijas y su marido son protagonistas.

Sus ilustraciones para centros educativos incluyen mascarillas. Pronto volverá a vivir sin el temor ocasionado por la COVID-19 y sus experiencias ilustradas serán la historia vivida y analizada emocionalmente. Pronto su vida será lo que le define, «el color y las luces de Navidad que fue lo primero que vi al nacer en esas señaladas fechas. Me siento una eterna niña. Creo que me instalé en la infancia y ahí sigo». Ahí siguen sus relatos y dibujos que transmiten emociones.