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Los bares y restaurantes de Mallorca pueden volver a abrir este martes sus terrazas al público con varios condicionantes: tienen un tiempo límite de hasta las 17.00 horas, pueden acoger a un máximo de cuatro personas y además deben pertenecer a no más de dos grupos de convivencia.

Con tantas restricciones, el sector considera que la restauración sigue cerrada de facto pues a los límites de horario y de aforo, hay que sumarle que apenas un 15 % de estos negocios tienen terraza. «Podemos abrir menos del 4 % de nuestra capacidad total», explica un molesto Helmut Clemens, vicepresidente de PIMEM Restauració.

Para Clemens, las medidas son «totalmente insuficientes» visto, además, que «no hay datos que nos lleven a pensar que somos los responsables del número de infecciones», explica. Desde PIMEM desconocen la cantidad de bares o restaurantes que optarán por abrir hoy «porque muchos piensan que no vale la pena». Sin embargo, el también propietario de Es Rebost se arriesgará. «Es mejor facturar algo que nada, más si seguimos pagando todos los impuestos», advierte.

Según Alfonso Robledo, presidente de la Asociación de Bares, Cafeterías y Restaurantes de CAEB, la medida que trata de aliviar las restricciones de la restauración beneficiará sobre todo a establecimientos con clientela local ya sean de barrios o del interior de la Isla. «Están salvando al negocio pequeño, el bar que tiene un trabajador o que lo lleva una pareja... A ellos les irá bien, a los que tiene más de tres trabajadores no», explica.

Peticiones del sector

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La petición del sector pasa porque se les permita abrir parte de los interiores de la restauración antes de la Semana Santa, «en 15 días, porque muchos locales no tienen terraza y quedan fuera», asegura.

Robledo incide en que hay que tener en cuenta que los restaurante no son bares. «Un bar te abre a las 6.00 y hace desayunos pero abrir a las 12.00 para cerrar a las 17.00 horas no te sale a cuenta», incide.

Hoy no es un gran día para un sector cuyos ánimos están muy bajos. «Estamos arruinados y hasta las narices», se confiesa Robledo, mientras que el representante de PIMEM advierte abiertamente que «con este Govern no se puede negociar. Dictan medidas que podemos cuestionar o no».

A esta situación delicada para los propietarios hay que añadirle la reticencia de mucho personal que no quiere volver al trabajo. «Y tienen toda la razón», asegura Robledo. «Cada vez que los metes en un ERTE no cobran hasta pasados dos meses. Ahora empezarán a cobrar y para qué volver si trabajarán cuatro horas y no saben si cerraremos en dos semanas otra vez», expone una nueva problemática. Como Alfonso Robledo, muchos propietarios de negocios han decidido trabajar en solitario y esperar a que las cosas mejoren antes de recuperar a sus empleados.

Las patronales de Restauración ya osan calcular que la pandemia ha abocado al cierre a aproximadamente el 30 % de los negocios del sector. El problema, aseguran, es que las ayudas del Govern no bastan a pesar de ser una de las autonomías más implicadas, y que falla Hacienda o la Seguridad Social dependiente de Madrid. Por otra parte, muchos restauradores de zonas turísticas se han visto abocados al cierre a la espera de que llegue una nueva temporada.