Todo apunta a que imágenes como esta no se repetirán este año en Semana Santa debido a la pandemia. | Nuria Rincón

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La Semana Santa se acerca y cada vez se aviva más el debate sobre la conveniencia o no de aliviar las restricciones, se habla de 'salvar' la Semana Santa. El pasado mes de diciembre ya se hablaba de 'salvar la Navidad' y muchas personas consideran que la decisión de 'salvarla' es la responsable de incremento de contagios de COVID-19 en España.

La expresión no es nueva, ya se habló de 'salvar' el verano y el resultado fue muy similar: un incremento de casos de coronavirus. Sin embargo, ahora el escenario que se presenta es diferente a los anteriores, puesto que el proceso de vacunación ya está en marcha y en abril podría estar más avanzado debido al incremento en la producción de dosis y a la aprobación de nuevas vacunas.

¿Qué opinan los diferentes sectores afectados?

La presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM), María Frontera, sostiene que «las restricciones se deben ir levantando de forma acompasada a la evolución de los datos sanitarios. Si la evolución de las cifras permite ir reabriendo progresivamente hay que hacerlo». En este sentido, ha manifestado que «para demostrar que somos un destino seguro y que nos estamos preparando para poder reiniciar la temporada hay que ir dando pasos en esa dirección. Hay que mantener un equilibrio entre salud y economía». En su opinión, «no se puede resistir indefinidamente esta parálisis, máxime cuando no ha habido ayudas económicas que palíen la caída de ingresos que provocan los cierres, tanto a los obligatorios como a los que se producen por las restricciones a la movilidad y la situación de la pandemia en Baleares y en Europa».

El portavoz del comité autonómico de enfermedades infecciosas de Baleares, Javier Arranz, cree que «el objetivo no es salvar ningún periodo turístico, sino poder llegar con garantías a una normalidad». A su modo de ver, en las Islas la normalidad pasa por la economía, por el turismo, pero advierte que no debe marcarse un objetivo concreto para unas fechas concretas. «Creo que hemos de llegar lo mejor posible lo antes posible, pero eso significa hacer las cosas no de forma rápida sino prudente. Podemos hacer las cosas bien y podemos llegar a Semana Santa y tener una normalidad, creo que será una buena salida, pero no lo podemos garantizar. Hemos de avanzar para intentar llegar a esta normalidad lo antes posible, pero siempre con prudencia y dando los pasos adecuados».

La presidenta de CAEB, Carmen Planas, considera que «el actual ritmo de vacunación y la situación epidemiológica a fecha de hoy no parece que vayan a permitir asegurar la movilidad en Semana Santa. Por eso desde CAEB venimos insistiendo desde hace meses en que es urgente controlar la crisis sanitaria -que ya ha provocado en nuestras Islas más de 600 muertes-, observar buenas prácticas en el ámbito personal por parte de los ciudadanos y acelerar el proceso de vacunación para poder recuperar la normalidad social; así como para reactivar la demanda y, con ello, lograr que la actividad pueda arrancar lo antes posible». En este sentido, Planas destaca que «Baleares es la comunidad que más está sufriendo como consecuencia del coronavirus, ya que tenemos la economía más 'contagiada' a nivel nacional, duplicando la caída del PIB (-25 %) el aumento del paro y la bajada de la afiliación respecto a la media nacional».

El presidente del Colegio de Médicos de Baleares, José Manuel Valverde, ha recordado que «primero se intentó 'salvar el verano', y sabemos lo que pasó; luego la Navidad, y sabemos lo que pasó. Si queremos volver a tener una cuarta ola ya sabemos lo que tenemos que hacer». A su modo de ver, «no podemos olvidarnos que el virus sigue ahí. El virus se ceba cuando hay movimientos, encuentros entre personas -ya sea en casas o en la restauración». En su opinión, se debería poner de manifiesto el aprendizaje de los errores cometidos con anterioridad, que han provocado varias olas. Además, advierte que «si queremos tener temporada de verano tenemos que ser muy cuidadosos con lo que hacemos ahora». En este sentido, advierte que por «hacer tonterías ahora se puede fastidiar la reactivación de la economía». Valverde ha instado aguantar y ha defendido que «mientras no tengamos a la población vacunada, lo único que tenemos para frenar los contagios son las restricciones».

El presidente de Pimem, Jordi Mora, considera que «con los datos actuales, que pueden variar, somos pesimistas. Dar la Semana Santa por perdida no, pero España en el semáforo europeo está en el rojo oscuro, de los peores países en el control de pandemia. Si a esto le sumamos que los europeos suelen reservar sus vacaciones con antelación, que países como Alemania están cerrados, no creo que podamos pensar en Semana Santa». Además, precisa que «toda nuestra industria no puede sobrevivir con el turista nacional». Por ello, cree que «habrá Semana Santa, porque unos pocos abrirán, pero será muy floja y no se podrá comparar con otros años; será un pequeño arranque y yo me atrevería a darla más por perdida que no; sí que habrá cierto turismo, pero será muy poco. No será una Semana Santa normal».

El presidente del sindicato médico de Baleares (Simebal), Miquel Lázaro, reprocha que «no hemos aprendido nada». A su modo de ver, el eslogan de 'salvar' una fecha determinada es «una estupidez», que puede traer más muertes y agotamiento de los profesionales sanitarios. En este sentido, advierte que «primero hay que llegar vivos a la Semana Santa y mucha gente no lo hará». Lázaro insta a los ciudadanos a «utilizar mascarillas y mucho autoconfinamiento». En este sentido, advierte que las variantes del virus son más contagiosas. Por todo ello, concluye que «la Semana Santa no se puede salvar, hay que salvar la temporada turística» e insiste en la necesidad de realizar una vacunación masiva.

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El presidente de Aviba, Xisco Mulet, considera que es «muy difícil» o «imposible» salvar la Semana Santa debido a la situación sanitaria; aunque está mejorando, precisa que sólo falta un mes y medio y «lo veo muy justo». Además, advierte que muchos países tienen restricciones muy fuertes que impiden o recomiendan no realizar viajes. También recuerda que los políticos son partidarios de realizar la desescalada muy poco a poco. En su opinión, «se debe mirar a mayo-junio, más bien junio, para empezar la temporada».

El secretario general del SATSE, Jorge Tera, considera que «hay que confiar en los criterios epidemiológicos que se marquen en cuanto a desescalada».

El presidente de la Asociación de Distribuidores de Alimentos y Bebidas de Baleares, Bartolomé Servera, argumenta que «la gente que no entiende de turismo cree que se activa apretando un botón. En este sentido, advierte que hay que empezar a poner en marcha la maquinaria y pone como ejemplo que a los aviones, que llevan meses parados, hay que hacerles una profunda revisión. Además, precisa que aunque los contagios están bajando en las Islas, no ocurre lo mismo con otros destinos emisores. A su modo de ver, en Semana Santa sólo vendrán a las Islas algunos turistas nacionales. «No hay que crear falsas expectativas», sostiene. Servera vaticina una hecatombe económica, que tardará diez años en recuperarse».

Al especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Joan Carles March, le «gustaría oír la frase salvar vidas, no salvar la Semana Santa. Y más en un momento en que el número de muertes está en unas cifras elevadísimas. Muchas muertes se producen diariamente para pensar que lo importante es, de nuevo como en Navidad, ahora es salvar la Semana Santa para salvar la economía. Ahora para salvar la economía, son necesarias ayudas directas, no otra cosa». March explica que «el virus no entiende de vacaciones o de Semana Santa. Solo necesita la interacción entre personas, los descuidos y los espacios cerrados mal ventilados, para hacer lo que mejor sabe hacer: infectar. Podemos soñar en una Semana Santa sin COVID-19, pero este año no llegará».

La presidenta de Pimem Restauración, Eugenia Cusí, recuerda que «lo que nosotros venimos diciendo hace ya casi 11 meses es que hay que salvar el máximo de tejido empresarial de las Islas y, por tanto, el máximo de puestos de trabajo. Eso se puede hacer disminuyendo las restricciones, o ayudando económicamente de manera efectiva a las empresas, o ambas cosas.Cómo proceder es decisión del Govern. Por mucho que nos pese, ahora mismo la responsabilidad de la supervivencia de nuestro tejido empresarial es del Govern. Las empresas hemos hecho todo lo que se nos ha pedido, y ya no nos quedan palancas que activar. Si el Govern no toma decisiones realmente conducentes a preservar nuestro tejido productivo, la decisión que les queda a las empresas es determinar su fecha de cierre».

El presidente de Pimeco, Toni Fuster, considera que «si se pudiese salvar sería ideal porque la economía está por debajo de los mínimos. Aunque sinceramente con la escasez de envíos de vacunas y la tardanza en la vacunacion, lo vemos difícil».

El secretario general de UGT, Alejandro Texías, entiende que la llegada de turistas en Semana Santa dependerá mucho de la situación sanitaria en los hospitales y entiende que lo debe decidir la Conselleria de Salut. Además, advierte que no se debe precipitar la apertura en Semana Santa, ya que se puede poner en riesgo la temporada turística. No obstante, considera que «si sanitariamente es posible, sería bueno que pudiéramos ir abriendo poco a poco».

El presidente de Afedeco, Antoni Gayá, cree que «no hay tiempo de salvarla porque la desescalada tiene que ser escalonada y para Semana Santa queda poco tiempo. Lo que sí queremos es que se salve la temporada turística estival, la Semana Santa ya está perdida. Eso sí, instamos al Govern a que acelere la vacunación; si no vacunamos no salvaremos ni el verano».

El secretario general de CCOO, José Luis Garcia, sostiene que no se debe reactivar la economía sin tener en cuenta el aspecto sanitario. «Creo que eso es un error porque la recuperación económica depende de la vacunación, pero sobre todo, si somos capaces de doblegar esta pandemia. Plantear el debate en términos absolutamente económicos, me parecería que sería un error». En este sentido, recuerda que en Navidad ya se tuvo este debate y ahora «estamos teniendo las consecuencias». En su opinión, no tener en cuenta el aspecto sanitario podría retrasar la temporada turística y advierte que eso «sería traumático para la economía». En este sentido, insiste en poner la mirada en el mes de junio.