Un grupo de manifestantes, con guantes blancos, exhibe varios carteles justo en frente del Palau de Congressos de Palma, donde arrancó la protesta. | Pere Bota

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Como sucediera en la segunda concentración convocada por «La Resistencia balear», el viento volvió a convertirse en el fiel compañero de los manifestantes en este tercer capítulo de las protestas de los sectores más afectados por las restricciones del Govern.

Además de las clásicas proclamas contra la gestión de la presidenta Francina Armengol, la música fue esta vez una de las grandes protagonistas de la marcha, que tuvo más gente a pie que en coche a pesar de las instrucciones de la Delegación del Gobierno. Un camión con potentes altavoces se encargó de ponerle la banda sonora a la peregrinación hacia el Consolat de Mar, que acabó pareciendo una discoteca al aire libre.

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Tampoco faltaron los guantes blancos y otro tipo de complementos del mismo color para recordar que este sábado es el Día Escolar de la No Violencia y la Paz. La marcha transcurrió sin incidentes. Sólo al final, la Policía tuvo que intervenir con un joven que se negaba a abandonar el lugar y que no quería identificarse.