Antonio Rodríguez es director corporativo de Pymes y Autónomos de Bankia. | Maximo Garcia de la Paz

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Antonio Rodríguez, director corporativo de Pymes y Autónomos de Bankia, presentará el próximo 4 de febrero el foro Bankia Forward-Agro, bajo el título ‘Explorando oportunidades en tiempos de crisis’. Asegura que la pandemia ha puesto de manifiesto la enorme capacidad del sector agrario en nuestro país. (Puede inscribirse gratuitamente al foro en este enlace).

¿En qué consiste Bankia Forward y cuáles son sus objetivos?
— Se trata de una iniciativa que hemos creado para acompañar a las empresas, sean o no clientes de la entidad, en el desarrollo de sus futuros negocios con la finalidad de inspirar, co-crear y financiar proyectos de innovación. Los objetivos de Bankia Forward pasan por potenciar las estrategias de innovación de las empresas, ayudarles a entender el cambio, generar networking y facilitar recursos para generar nuevos negocios. Este proyecto lo desarrollamos a través de la realización de jornadas como la que celebraremos el próximo 4 de febrero bajo el título ‘Jornada Agro 2021: Explorando oportunidades en tiempos de crisis’, así como la publicación de informes y la creación de un espacio online, Radar Bankia Forward, en el que las compañías tienen acceso a información y herramientas útiles para el diseño de una estrategia empresarial de futuro. Además, tenemos un Club Bankia Forward, una herramienta accesible a través de la web BankiaForward.es y de Soluciona Empresas, la plataforma gratuita de Bankia con soluciones financieras y no financieras.

¿Cómo afrontan las empresas los retos y cambios impuestos por las nuevas tecnologías y los nuevos hábitos de los clientes? ¿Hay una concienciación y un ánimo de adaptación, o sigue pesando la inercia de los funcionamientos y sistemas anteriores?
— La digitalización realmente no es una opción, y así lo entienden las empresas, que aprovechan las nuevas tecnologías para poder ser más eficientes y competitivas y, de esta forma, tener una mayor capacidad de adaptación a los cambios en los hábitos de consumo de los clientes. No obstante, lo verdaderamente relevante ha sido y sigue siendo, tal vez incluso ahora más, tener una estrategia empresarial clara que implique, por supuesto, saber aprovechar todos los recursos disponibles. En esta línea están claramente concienciadas las empresas españolas que saben que si no se adaptan al nuevo entorno será difícil competir.

¿Cómo se afrontan estos retos y cambios en el sector de la agricultura? ¿Existe el mismo interés que en otros sectores? ¿Es real o falsa la percepción de que este sector va siempre por detrás en materia tecnológica?
— Lo afrontan de una forma muy activa, como podremos ver en la jornada sobre Agro. Este sector, además de las incertidumbres económicas generales, siempre ha tenido que afrontar la gestión de una variable diferencial, la incertidumbre climatológica que condiciona cualquier plan de negocio. En este sentido, es un sector muy activo en incorporar y desarrollar permanentemente modelos de negocio que permitan sortear estas dificultades. Pero, además en los últimos años, ha crecido de forma exponencial el grado de exigencia del cliente que no solo quiere saber con mayor detalle las características de lo que consume, sino también cómo ha sido producido lo que, sin duda, ha supuesto un nuevo reto en términos de responsabilidad social para las empresas del sector agro.

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¿Cómo ha influido la COVID-19 y la consiguiente crisis económica en la concienciación y ánimo de adaptación y cambio? ¿Se mantiene igual, se ha perdido o se ha visto reforzado?
— La pandemia ha servido para poder de manifiesto, una vez más, la enorme capacidad de nuestro sector agro, enormemente competitivo y que ha sido capaz de abastecer a todo el país en un momento inédito y muy complejo para todos. Sin su capacidad, sin duda, los efectos de esta crisis hubiesen sido mucho mayores. Desde nuestro punto de vista, la pandemia ha servido para potenciar la necesidad de seguir avanzando en mejorar la capacidad de las empresas, ya que en toda crisis surgen oportunidades de mejora.

¿Cómo pesará la crisis derivada de la COVID-19 en la financiación de las empresas? ¿Hasta qué punto están renunciando a ésta o buscan vías para mantenerla?
— En Bankia, desde el primer momento, hemos trabajado para responder a las necesidades financieras que pudieran tener los empresarios de toda España en general, y los agricultores y ganaderos, en particular, porque el sector es prioritario para nosotros. Durante un año tan complejo como el que estamos viviendo por la pandemia del coronavirus, en Baleares, hemos concedido 35 millones de euros en nueva financiación al sector agro en el marco de nuestra estrategia de potenciar esta línea de actividad y de prestar un servicio adaptado a los agricultores y ganaderos. En total, hemos formalizado 286 operaciones de pequeñas, medianas y grandes empresas del sector en las islas.

¿Cuál será la diferencia entre las grandes empresas y las pymes para afrontar la crisis actual? ¿Es real o falsa la percepción de que las primeras podrán aguantarla y de que muchas de las segundas quedarán por el camino?
— La consideración del tamaño de la empresa en sí misma no es un hecho diferencial a la hora de afrontar la crisis. Vemos casos de empresas con gran estructura y cifras de facturación que atraviesan serias dificultades y empresas más pequeñas que salen fortalecidas y viceversa. Esta es una situación que no hemos vivido antes, es una crisis diferente en la que hemos tenido que aportar soluciones diferentes para poder seguir adelante. La propia evolución diferencial de la pandemia en los territorios y en el tiempo ha hecho que las empresas se tengan que enfrentar a condiciones cambiantes que, sin duda, dificultan mucho sus modelos de negocio. Por eso lo realmente importante, independientemente del tamaño, es saber aprovechar los recursos disponibles en cada momento y tener una gran capacidad de adaptación al cambio. En ese sentido, la labor de asesoramiento y acompañamiento de Bankia nos parece muy importante.

¿La crisis actual llevará a que haya menos emprendedores y menos personas animadas a poner en marcha una empresa ante un entorno lleno dificultades económicas?
— No cabe duda de que la incertidumbre, sobre todo un contexto tan complejo como el que estamos viviendo en estos momentos, dificulta la puesta en marcha de nuevas empresas. Pero también es verdad que cualquier proyecto empresarial desde que nace tiene que sortear muchas dificultades hasta conseguir posicionarse en el mercado y ser elegido por los clientes. Por eso pensamos que, a pesar de todo, surgirán nuevas iniciativas porque nuestro país siempre ha sido cuna de grandes emprendedores.

¿Las nuevas tecnologías y los nuevos hábitos de los clientes llevarán a una ‘selección natural’ de empresas, independientemente de su tamaño?
— Sin duda, pero esto no es nuevo. A lo largo de la historia empresarial conocemos casos de mucho renombre de empresas que no fueron capaces de adaptarse y perecieron, a pesar de tener una buena posición de mercado. Cada vez que se pierde una empresa, perdemos todos porque son las verdaderas generadoras de empleo y riqueza. Detrás de cada empresa hay un proyecto de muchas personas que luchan por competir en un mercado siempre exigente y, por eso, perder tejido empresarial es algo muy negativo para todos.