Bartomeu Sitjar.

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Tomeu Sitjar (Santanyí, 1934), exdecano de los abogados de Palma, reúne en un libro, Ideas al volante, una selección de sus artículos publicados en distintos periódicos de la Isla durante los últimos 40 años. Permanece recluido en casa por su estado de salud y la pandemia. «Fue un poco para completar mi autobiografía, me encontré con que tenía 400 artículos», dice. De ahí, ha trabajado junto al periodista Javier Mato en una recopilación de 40, los que guardan más relación con la actualidad.

Dice que es su despedida de la vida pública

—Claro, es mi despedida, por la siguiente razón: llevo seis años casi ciego y necesito ayuda de alguien. Tengo 86 años y, además, de los ojos para abajo estoy hecho una porquería. Pero de aquí para arriba me conservo como hace 50 años. Esta sociedad ha degenerado tanto que no es mi sociedad, y digo mi sociedad porque luché muchos años para que se hiciera. Esta sociedad cada vez es peor. Nosotros luchamos contra la mediocridad y la mediocridad nos ha vencido.

¿Por qué es tan pesimista?

—Antes era la sociedad del esfuerzo. Todos trabajábamos porque veníamos de un momento bajo y queríamos mejorar la sociedad. En los sitios de decisión siempre estaban los mejores. Eso ha ido bajando. Se centró todo en el tema económico y no en el intelectual. Yo no reconozco la sociedad actual. Si escribo ahora tengo que ser muy pesimista y lo soy porque yo veo que mis padres me dieron una sociedad mejor. Yo luché como un negro y di a mis hijos una sociedad mejor. Dejamos a mis nietos una sociedad mucho peor.

¿Peor o distinta?

—Peor, no diferente. Ahora si empezara a dictar un artículo, podría hacerlo, pero siempre fui optimista. Criticaba, pero pensaba que las cosas se arreglarían, pero ya no. Tengo un disgusto enorme en mis últimos días porque yo quería que mis nietos tuvieran esa sociedad mejor, pero no la tendrán porque la generación del medio, la de 40 y 50, años no ha reaccionado.

¿A qué achaca que sus artículos de hace décadas traten temas aún abiertos?

—Primero hay temas concretos: están hablando de plaza de España, hay tres artículos míos protestando por cómo estaba y no se ha arreglado. Hace diez años criticaba, lo que hacía era poner a la vista los fallos de la sociedad y no han hecho nada, seguimos igual. Entonces había gente para reaccionar. No hay gente que tenga poder ahora para reaccionar. La gente hace lo posible para no entenderse y nadie se prepara para aprovechar las cosas que tenemos buenas.

En un capítulo dice que la justicia le da miedo. Eso inquieta en un abogado, ¿no?

—Es lo que más ha perdido. Solo hay un periodo de diez años. Yo he luchado por una justicia mejor, para que fuera con gente muy preparada pero también con medios. Tenemos un problema tremendo, que no tenemos locales.