Imagen de una ‘àguila peixatera’. | Ultima Hora

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El Pla Terrasse de Recuperació, Conservació i Seguiment dels Rapinyaires Diürns de les Balears, editado por la Conselleria de Medi Ambient en 2020 y elaborado por Carlota Viada (bióloga de SEO/BirdLife) enumera y cuantifica las amenazas directas (que causan mortalidad) a las especies incluidas en el estudio.

En lo que se refiere a la electrocución en tendidos aéreos, el plan señala que «es la causa conocida de mortalidad no natural más grave que sufren las rapaces de Balears. Afecta especialmente al àguila coabarrada, la milana y el àguila peixatera, y puntualmente a la miloca y el voltor».

El estudio destaca que entre 1996 y 2016 se registraron 600 aves electrocutadas de 15 especies diferentes, 12 de las cuales son protegidas. Entre los ejemplares afectados por elementos de la red eléctrica se encontraban 30 milanes, 12 àguiles coabarrades, 11 àguiles peixateres y un voltor.

Punta del iceberg

Según Viada, «estos datos representan la punta del iceberg, ya que se estima que la cantidad real es seis veces mayor que los hallazgos de aves electrocutadas. Desde 2001 ya no se instalan más tendidos eléctricos aéreos en suelo rústico gracias al Pla Director Sectorial Energètic. En el marco de un programa entre el Govern y Endesa, desde 2005 se han corregido 1.500 soportes eléctricos de la red para que no provoquen electrocuciones en las aves».

En cuanto a los envenenamientos, el plan indica que los casos empiezan a ser más ocasionales, «pero no se puede bajar la guardia ante esta grave amenaza, sobre todo para el voltor, la milana y la miloca. Hay un plan de acción contra el uso del veneno desde 2018, pero entre 1990 y 2017 se registraron 292 episodios de envenamiento de fauna en Balears. La mayoría de estos casos están vinculados a malas prácticas cinegéticas, disputas entre vecinos y protección del ganado, principalmente de los cuervos. Tres casos de colocación de venenos han acabado en la condena de los autores por vía penal -dos en Mallorca y uno en Menorca-, con penas de prisión, indemnizaciones e inhabilitaciones temporales para practicar la caza».

En concreto, el estudio detalla que sólo la milana ha sufrido entre 2015 y 2018 episodios de mortalidad por raticidas anticoagulantes en 30 ejemplares, con la circunstancia de que la mayoría de ellos eran crías.

Finalmente, en lo que se refiere a disparos, entre 2004 y 2016 se tienen datos de cuatro milanes y un águila peixatera víctimas de armas de fuego.

Ingresos

Si atendemos rapaces ingresadas por disparos (no necesariamente muertas) en el Consorci de Recuperació de la Fauna de les Illes Balears (Cofib), ha habido 319 casos entre 2004 y 2018. La bióloga de SEO/BirdLife apunta que «si bien esta causa de mortalidad va disminuyendo y no afecta drásticamente a especies catalogadas, se ha detectado un repunte en los dos últimos años que ha afectado sobre todo a falcons pelegrins. En 2018 se encontró la primera àguila coabarrada con perdigones desde su reintroducción, en 2011».

Los motivos de estos disparos pueden estar relacionados con rapaces que cazan en corrales, falcons pelegrins que atacan a palomas de colombófilos, confusiones con especies cinegéticas, ataques a corderos e, indica Viada, «una mal entendida competencia con estas aves por parte de algunos cazadores. Persisten algunas actitudes de persecución sistemática, pero son menos habituales que décadas atrás».

MALLORCA - No pudo sobrevivir al factor humano.
Radiografía de una milana tiroteada en pleno confinamiento en Manacor. Tras ser curada en el Cofib y liberada, murió electrocutada en Santanyí.

Propuestas de acciones y buenas prácticas para minimizar los daños

Resumidamente, el plan propone, entre otras acciones, minimizar la electrocución de las rapaces en los tendidos aéreos en la medida que sea técnicamente posible, divulgar un catálogo de buenas prácticas cinegéticas para acabar con los disparos intencionados y concienciar sobre los devastadores efectos del uso de veneno en la cadena trófica.