Con la actual demanda mundial de este tipo de dispositivos, la única opción de producción pasa por recurrir a las fábricas chinas. | Redacción Digital

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Evosani, una joven empresa de Mallorca que surte de medidores de CO2 a centros educativos y otro tipo de organizaciones en Baleares y el resto de España, mantiene que la relación con todos sus clientes es buena y fluida, y resuelven satisfactoriamente todas las dudas de utilización de los dispositivos que se les reportan.

Su imagen saltó a la palestra en las últimas fechas a raíz de las críticas de parte de la comunidad docente a la implantación y uso de los medidores de dióxido de carbono en las aulas de Baleares. Circunstancialmente su logo apareció en una noticia, aunque podría haber sido el de cualquiera de las empresas que ejercen de competencia en un sector en auge desde la irrupción de la pandemia de coronavirus.

Fuentes de la empresa ubicada en Alcúdia confirman que han vendido hasta el momento unas 8.000 unidades como las que aparecen en dicha imagen, y que trabajan intensamente desde hace meses para aportar soluciones especializadas en un momento complejo, donde la demanda anda disparada ante la constatación que este tipo de dispositivos ayudan a proteger la salud en entornos cerrados.

Los responsables de Evosani apuntan que es posible que, entre todos ellos, haya llegado alguna partida de medidores defectuosa, en cuyo caso se retiran tan pronto como son detectados. Estos medidores trabajan con sensores de infrarrojo no dispersivo (NDIR), la tecnología recomendada para estos casos a nivel estatal y comunitario.

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Se fabrican en China y llegan a nuestras manos a través de un distribuidor europeo cualificado. Su experiencia confirma la dependencia de la cadena de producción china, ya que en momentos de alta necesidad es el único mercado con la capacidad para responder a una demanda mundial.

Confirman que no han tenido contacto con el Govern, a través de la conselleria d’Educació, para tramitar la venta de medidores de CO2 a los centros educativos; cada cual ha elegido la empresa que mejor le ha parecido, si bien se han realizado compras conjuntas entre los centros de las Islas para minimizar el coste por unidad. En concreto, cada uno de los que vimos en la mencionada información rondan los ochenta euros, IVA incluido.

En cuanto al uso de los medidores de dióxido de carbono comentan que estos vienen calibrados de fábrica. Sin embargo, para realizar un testeo adecuado de la calidad del aire en un espacio interior primero debemos dejarlo en el exterior un tiempo, una hora o dos, para que se temple y dé lugar a unos registros ajustados a la realidad.

A pesar de que los gases son el material voluble por excelencia no existen grandes diferencias entre los resultados que aportan los distintos fabricantes, y el error de medición se establece entre la mayoría de ellos en rangos de 50 partículas por millón. De este modo, la diferencia máxima entre dos dispositivos podría alcanzar las 100 partículas por millón; lo que exceda de esta medición responde a un fallo de fabricación o a una utilización incorrecta, explican.