Campeones en compras. Baleares es una de las comunidades que más productos adquiere vía online. | Archivo

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A golpe de clic en Mallorca, Eva ha encontrado la esterilla de yoga perfecta a un precio estupendo por Amazon. En tres o cuatro días máximo, dependiendo de si es prime o no, o lo que es lo mismo, si paga un poco más, tendrá preferencia respecto a las compras de otras personas, la recibirá en casa para comenzar a practicar. Uno de los siete centros logísticos, donde la compañía almacena el stock de sus vendedores, recibe el encargo y lo prepara. De ahí se envía hacia la ‘media milla’, o centros de distribución, donde se recepcionan los pedidos a nivel regional y se preparan para trasladar a las diferentes estaciones logísticas de reparto que Amazon tiene por toda España. Como no cuenta con ninguna propia en la Isla, por el momento opera en una nave alquilada a Tibsa en el polígono de Son Oms.

¿Y cómo llegan estos paquetes a la ‘última milla’ o, lo que es lo mismo, a nuestros hogares? Amazon hace habitualmente sus entregas a través de Correos o de negocios de mensajería nacionales y locales, pero poco a poco se está independizando de estas empresas de reparto para trabajar con autónomos que recogen los paquetes en esta nave y los llevan al domicilio, a los cinco Amazon Hub Lockers o taquillas inteligentes ubicadas en toda la Isla –como el de la foto, situado en el centro comercial Porto Pi–, o a uno de los negocios locales que funcionan como puntos de recogida de pedidos de Amazon, repartidos entre Mallorca (20) y Eivissa (8), como ha sido los últimos tres años la papelería Passatemps, ubicada en la calle Nuredduna.

«La compañía nos paga 30 céntimos por cada paquete que viene a recoger un cliente, y 20 si son devoluciones para la empresa –explica el propietario de esta papelería, que se convirtió en un centro adscrito de Amazon pensando que sería una forma de atraer clientes, si venían a la tienda, quizá compraban algo. «Pero al final solo un 30 por ciento adquiría algún producto, y me llevaba todas las broncas de los clientes insatisfechos: que ha tardado más de lo esperado, que no es lo que quería, que por qué no puedo entrar con la bici en la tienda... hace un par de meses me harté de las malas caras y lo dejé», confiesa.

El comercio online no ha dejado de crecer en los últimos años, sobre todo este año con la pandemia y el miedo al contagio. Y con ello, el negocio de Amazon. Esta empresa basa su negocio en tener en su catálogo todo lo que uno pueda desear, por peregrino que sea, a un precio asequible y, sobre todo, por la rapidez en la entrega. Amazon no es una hermanita de la caridad, existe para ganar dinero. Cuanto más rápido, más compras y más beneficio. Hagan cuentas.

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Centro logístico. No hay confirmación por parte de la empresa, pero se da por hecho que Amazon ha adquirido un solar para construir una estación de distribución propia.

¿Autónomos?

«Llámame Toni, es un nombre muy común», nos dice apurado un repartidor autónomo al que hemos parado en medio de la calle mientras hace una entrega. Quizá sea la esterilla que ha encargado Eva. Quién sabe. Su mujer nos sonríe tímida desde el interior de la furgoneta alquilada, que paga a medias con un amigo, y con el que se reparte las entregas. La historia de esta pareja es calcada a la de muchas familias: a raíz de la pandemia, el trabajo de Toni ha pasado a ser a media jornada en un taller mecánico, y a su mujer no la han llamado, como era habitual cada verano, para hacer camas en un hotel. Los números ya no les cuadraban y por eso Toni lleva unos meses compaginando su empleo habitual con el de rider autónomo para Amazon.

«Pensé en repartir para Glovo, pero es más esclavo. Además, ¿quién no compra por Amazon ya? No deja de haber pedidos, pero tienes que estar atento, si no vuelan, sobre todo en estas fechas», confiesa este hombre, que se lleva al bolsillo 56 euros brutos por cuatro horas de trabajo a través de Amazon Flex, la app propia del gigante del comercio online, que lleva en marcha desde 2017, no exenta de polémica.

Esta aplicación permite a trabajadores por cuenta propia repartir sus envíos por 14 euros la hora con unos requisitos muy básicos: ser mayor de 18 años, tener carné de conducir español en vigor y disponer de un vehículo de tamaño medio. El funcionamiento es fácil: los usuarios se descargan en su teléfono móvil la aplicación Amazon Flex –disponible para Android e IOS–, con la que podrán gestionar los envíos en función de su disponibilidad horaria y de dónde pueda efectuar las entregas.

Puede parecer un buen sueldo por media jornada de trabajo, pero no es oro todo lo que reluce. Amazon no especifica el número de paquetes que hay que entregar en ese tiempo, pueden ser 10 o 40, y qué ocurre si no te da tiempo a entregar todos, o el destinatario no está en casa. Además, a estos 56 euros hay que descontar los gastos: cuota de autónomo, que salvo que uno tenga la tarifa plana supone un mínimo de 290 euros mensuales; el coste del combustible, otro desembolso elevado, pues se usa mucho el coche; posibles multas de tráfico...

Lockers. Amazon ha instalado cinco taquillas inteligentes, como la de la foto, para recoger pedidos por toda la Isla.

«Entendemos que es un fraude. La empresa, al igual que otras como Glovo o Uber Eats, trata a estos trabajadores como colaboradores externos, autónomos que se sacan un dinero cuando les hace falta. Pero la forma de trabajar es perniciosa, porque les hace estar a expensas de la app a todas horas. Son falsos autónomos de manual y por eso les hemos denunciado», desvela Bladi García, responsable de Comercio de UGT en Balears; sindicato que denunció a esta empresa ante Inspección de Trabajo y que ha condenado a Amazon a dar de alta a casi 3.000 repartidores de Madrid y Barcelona que la empresa tenía como falsos autónomos; una medida que la empresa recurrirá ante los tribunales.

Expansión en Mallorca

Baleares lleva años siendo campeona en compras online por su insularidad. Y para Amazon, el Archipiélago se ha convertido en un destino estratégico para ampliar su negocio. Por eso el runrún de la próxima construcción de un centro logístico en la Isla, o de una estación propia, como ha sucedido este año en Murcia, Barcelona o Leganés, cobra cada vez más fuerza, y ha sentado como un jarro de agua fría al pequeño y mediano comercio de Mallorca, que sigue hablando de poner en marcha un ‘amazon de productos mallorquines’.

En este sentido, desde Amazon no confirman la noticia, pero recuerdan que la empresa trabaja con más de 9.000 pymes de todo el país, ejerciendo de «salvavidas» para muchas de ellas, ya que han visto peligrar su negocio con la pandemia», apostilla un portavoz del gigante norteamericano.

«Esta empresa hará un daño irreparable, no solo a los pequeños comerciantes, sino también a las grandes superficies. Ahora es la Direcció General de Comerç la que debe estar al tanto de que se haga todo bien respecto al plan director sectorial de equipamientos comerciales. Porque ese gran almacén es una gran superficie. Con un centro logístico en condiciones, Amazon podrá hacer las entregas el mismo día. Imagínese», finaliza García.