En el hospital Son Llàtzer ya han tenido que derivar a pacientes a otros centros. No están colapsados pero temen llegar a esta situación si la gente no respeta las normas durante las fiestas que se avecinan. | Teresa Ayuga

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El goteo de pacientes que llegan a las UCI de los diferentes hospitales de Baleares es constante y sin querer engañar a nadie, los expertos avisan: irá a más, sobre todo si no cesan los contagios. De ahí que la responsable de la unidad de Son Llàtzer, la médico intensivista, Gemma Rialp, advierta a las familias de lo que supone una ingreso en la zona de críticos: «estarás acompañado por todo el personal pero los tuyos no podrán visitarte». En este hospital hay pacientes que llevan más de 30 días sin que la familia pueda verles, «hemos tenido a padres e hijos de forma simultánea, hemos visto situaciones trágicas», incide Rialp.

En el mejor de los casos, cuando el enfermo despierta en los boxes, «los profesionales le ofrecen contactar con la familia a través de una tablet aunque a veces está intubado y no puede hablar», describe la responsable de la Unidad. Estar en una UCI de cualquier hospital es sinónimo de estar en coma unas dos o tres semanas, y entre el 90 y el 100 % de los casos con una traqueostomía (una intubación), «que no es poca cosa». El enfermo pasa a depender de las máquinas y deja una angustia monumental en las familias, les damos información a diario pero no podemos avanzar su evolución», explica la doctora.

En Son Llàtzer ya se nota la presión asistencial. De las diez camas de UCI previstas para pacientes con COVID-19, nueve están ocupadas. Ya se han hecho derivaciones a otros hospitales para garantizar su capacidad pero es que además, en esta nueva ola, a diferencia de la primera, los que enferman por coronavirus deben convivir con otro tipo de pacientes críticos. Por este motivo, en verano, se realizó una obra menor en la Unidad que garantizar los aislamientos y facilitar la organización pero para los profesionales «es doble trabajo y doblemente complejo porque no todas las camas tienen compartimentos estanco».

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La doctora Gemma Rialp, durante esta entrevista. Foto: TERESA AYUGA

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La doctora Gemma Rialp pide prudencia a los ciudadanos ante las fechas navideñas. «Si quieres a tus familiares lo que debes hacer es respetar las normas porque relajar las medidas está directamente relacionado con el aumento de incidencia y el colapso hospitalario», recuerda. «Vienen unas fechas en las que sentaremos a diferentes grupos burbuja en una misma mesa sin mascarilla, y así no se puede garantizar la seguridad».

Si las situaciones se relajan el pronóstico es casi infalible: «está claro que de forma agrupada tendremos un exceso de pacientes que otra vez colapsarán el sistema y, aunque hay planes de contingencia y capacidad para intercambiar pacientes, tememos el colapso real», explica esta profesional.

La doctora Rialp recuerda que los profesionales sanitarios «llevamos desde marzo non stop. Hay gente que ni siquiera ha cogido todas sus vacaciones y estamos cansados, cansados, cansados, física y psicológicamente», lamenta.