La doctora Antònia Perelló, de Son Espases.

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Ha sido una de las protagonistas del encuentro Scientific Outreach de Balears sobre el panorama actual del cáncer de mama organizado por SOLTI un grupo de investigación de la Sociedad Española de Oncología Médica. La doctora Antònia Perelló, oncóloga y coordinadora de la Unidad Funcional de Cáncer de Mama de Son Espases, afirma que cada año se diagnostican 500 casos en las donde la red hospitalaria es equiparable a la de cualquier centro de referencia a nivel internacional.

¿De qué manera ha afectado la pandemia de la COVID a la detección de pacientes de cáncer, en especial de mama?

—Durante la primera ola se paró el cribado que se hace cada dos años para el diagnóstico precoz de mujeres de a partir de 50 años. Fue el único circuito parado, las consultas sí estaban operativas y la vía de urgencia también. Hemos visto algún caso de detección tardía pero el obstáculo era el miedo de los pacientes de ir al hospital, porque en realidad es lo que se pedía. Muchos esperaron a que mejorara la situación. Oncología y Ginecología en ningún momento se pararon.

¿Qué implica una detección tardía?

—Depende del tipo de cáncer, el de mama no es una única enfermedad, es un grupo y va en función de su linaje. El retraso de meses no tiene implicaciones terapéuticas o pronosticas, sólo en determinados subtipos como el triple negativos o el HER2 positivo.

¿Cuántos cáncer de mamá de los que se diagnostican se encuentran en estado avanzado?

—Muy pocos, entre un 5 y un 10 %, los demás están localizados. Esto sucede porque es un órgano externo y es fácilmente palpable a diferencia del resto que no lo permiten y cuando da síntomas es demasiado tarde. La mayoría de casos vienen por mamografías o bien la paciente se nota un bulto, independientemente del linaje todos se palpan por eso insistimos en la importancia de las autoexploraciones mamarias.

¿Qué incidencias presenta el cáncer de mama?

—Hay que diferenciar dos cosas, la supervivencia del cáncer de mama es de las más altas porque el 85% se curarán pero aún así es muy frecuente, una de cada ocho mujeres tendremos un cáncer de mama y las que no se curan, fallecen por esta causa.

¿Estas cifras han variado en los últimos años?

—De momento es una tasa estable, aunque se han mejorado mucho los tratamientos para los casos que no tienen cura. La paciente vivirá muchos años porque se cronifica la enfermedad y se consigue una buena calidad de vida.

¿Ha afectado la pandemia al tratamiento y los cuidados complementarios del cáncer de mama?

—De ninguna manera. Nos organizamos para que vinieran menos al hospital. Por ejemplo, los fármacos orales se enviaron a domicilio. Se hacían visitan telefónica y, si estaba bien, se enviaban fármacos a casa. Los enfermos que lo necesitaron continuaron hospitalizados. Tenemos una media de cáncer de 26 camas ocupadas por pacientes y en la primera ola vinieron menos a hospitalización pero seguramente porque se aguantaban. Nosotros nos organizamos en grupos de trabajo burbuja por si alguien se infectaba.

¿Ha sido cierto que, una vez diagnosticados, los pacientes oncológicos han seguido siendo una prioridad del sistema?

—No se paró ninguna en Son Espases, en los demás no te sé decir. Les hacíamos a los pacientes una PCR y algunos dieron positivo y se retrasaron hasta negativizar. El volumen laboral era igual o superior porque al final trabajas con unas condiciones a las que no estás acostumbrado. Llamas antes por si tienen síntomas, si decían que no podían venir, alteraban todos los circuitos habituales.

¿Se han alterado los ciclos de radioterapia?

—No. A nivel de mama, lo que hicieron los radioterapeutas es hacer tandas más cortas de tratamiento, había estudios de más dosis en menos sesiones y durante la pandemia se usó. Ahora se ofrece lo mismo.

¿En qué aspecto han avanzado los tratamientos para el cáncer de mama?

—Hemos avanzado en el conocimiento de la enfermedad y diferenciamos mucho mejor entre los cuatro tipos, lo que nos permite individualizar el tratamiento. Hemos mejorado en cirugías menos agresivas y en cirugía de axila porque al diagnosticar vemos si los ganglios están afectados, lo que permite hacer menos vacío axilar. Además hay otros tratamientos, además de quimioterapia, radiodioterapia o cirugía, como los hormonales y ya ha llegado la inmunoterapia para el triple negativo que están pendientes de autorizar en España.

Las pacientes que han superado la enfermedad, ¿tienen el mismo riesgo que la población general frente a la COVID?

—No hay datos al respecto pero si la paciente lo coge durante un tratamiento de quimio con defensas bajas hay más riesgo de que la situación se complique. Muchas pacientes lo han tenido pero ninguna con malos resultados, no es así con cáncer de pulmón que si tiene más letalidad.