Caen, sobre todo, los regalos para clientes y proveedores. | M. À. Cañellas

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Falta más de un mes para Navidad, las más atípicas que se recuerdan. La incertidumbre pesa sobre como serán las celebraciones de este año, pero una cosa está clara: el consumo caerá en picado. Esta premisa se traslada a prácticamente todos los ámbitos. Prueba de ello es que la demanda de lotes navideños va a ralentí.

«En estos momentos nuestras expectativas son muy malas», reconoció el presidente de la Asociación de Empresas de Distribución de Alimentación, Bebidas y Limpieza (ADED) de Balears, Bartolomé Servera. Si bien es cierto que el mayor volumen de encargos se realiza a finales de noviembres, a fecha de hoy ya manejan unas previsiones poco esperanzadoras. En estos momentos cifran el descenso de pedidos en más del 50 % respecto a un año antes.

La principal caída es la de los lotes que las empresas destinan a clientes y proveedores. Por contra, Servera prevé que las cestas a los trabajadores se mantendrán, aunque serán más austeras. En cualquier caso, influirá en su distribución que «hay un mayor número de empresas cerradas y otras con gran parte de la plantilla en expedientes de regulación temporales de empleo (ERTE)», indicó Servera. Por tanto, las comandas de cestas para trabajadores van a disminuir.

Por estas fechas, los distribuidores ya empezaban a realizar sus pedidos para contar con suficiente stock tanto para las cestas de Navidad como por el incremento de comandas por parte de restaurantes y hoteles. Este año, no es así. Los distribuidores temen quedarse de nuevo con el stock en sus almacenes.

Precaución

«Vamos con pies de plomo», admitió Servera. Los distribuidores ya se han quedado este año sin poder dar salida a los productos que tenían en sus almacenes. La primera fue en marzo, cuando se decretó el estado de alarma y el confinamiento justo antes del inicio de la temporada turística. La segunda ocasión fue a mediados de julio, cuando primero Reino Unido y después Alemania decretaron cuarentenas para los viajeros a Balears. Entonces, se inició el cierre adelantado de hoteles y restaurantes.

Con estos precedentes y ante la incertidumbre que aún existe, Servera fue claro: «Nuestra precaución es máxima».

Sin reservas de cenas de empresa y a la espera de si hay más restricciones

Las reservas de cenas y comidas de empresa, que se suelen celebrar la semana antes de Navidad, también están paralizadas. Los más precavidos solían reservar con suficiente antelación para no quedar sin sitio. Se trata de mesas numerosas y, además, muchas de estas celebraciones coinciden en fecha y hora. Este año, sin embargo, «aún no hay movimiento», indicó la presidenta de PIMEM restauración, Eugenia Cusí, quien explicó que la mayoría de gente «está a la expectativa de si se endurecen o flexibilizan las restricciones». En su opinión, la medidas y mensajes que se transmiten a la población «provocan miedo a la ciudadanía», por lo que los clientes «se echan atrás, pese a que las estadísticas de Sanidad reflejan que los restaurantes son lugares seguros».