Miquel Noguera, ecónomo diocesano de Mallorca. | Redacción Local

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La Iglesia mallorquina obtuvo, durante 2019, un superávit de 4 millones de euros, según se detalla en el Full Dominical que se distribuirá mañana en todas las parroquias de la Diócesis. En el transcurso del pasado ejercicio, los ingresos alcanzaron los 60,5 millones de euros, mientras que los gastos ascendieron a los 56,5 millones.

En el capítulo de ingresos, destacan las partidas correspondientes a las aportaciones de los fieles, 4,9 millones, y las transferencias procedentes de la asignación tributaria en la declaración del IRPF, que asciende a 3,2 millones. Al margen de la importante subvención del Govern destinada a los centros educativos que son titularidad de la Diócesis, doce en total, con 26,3 millones, cabe destacar los epígrafes correspondientes a los ingresos de patrimonio (derivados de la explotación en régimen de alquiler de inmuebles), 2,5 millones; así como los ingresos corrientes, que ascienden a 22,5 millones. Esta última cifra corresponde a los ingresos procedentes de los colegios concertados, actividades en las parroquias y otros generados por la Seu, el monasterio de Lluc y otros templos.

Conservación

La conservación del patrimonio de la Iglesia mallorquina es, por el contrario, uno de los gastos más importantes. El pasado año se gastaron 14,6 millones de euros en la conservación de los 50 edificios catalogados como Bien de Interés Cultural que son titularidad del Obispado. Los costes laborales también son importantes, 2,2 millones en salarios de los religiosos y 6 millones para el personal seglar. Los gastos del profesorado de todos los centros escolares concertados suponen 27,1 millones de euros.

La publicación de estos datos coincide con la conmemoración del Día de la Iglesia Diocesana de este domingo, jornada en la que se realiza una campaña para la estabilización de las donaciones de los fieles, toda vez que se pretende fomentar la domiciliación de las aportaciones al sostenimiento de la Diócesis.

Cabe señalar que las cifras que se ofrecen en el Full Dominical corresponden al conjunto de la actividad de la Diócesis de Mallorca e incluyen, por tanto, los resultados económicos de los centros religiosos más emblemáticos, como pueden ser el Museo Diocesano, la Seu de Mallorca o el Santuari de Lluc; además de las explotaciones de santuarios, alquiler de viviendas, entre otros. Los 1,2 millones que figuran como ingresos extraordinarios corresponden a donaciones y herencias recibidas durante el ejercicio de 2019.

El ecónomo diocesano, Miquel Noguera, apunta en un vídeo explicativo elaborado por el propio Obispado que «son momentos muy complicados», en referencia a la situación económica de la Iglesia mallorquina referida al ejercicio de este año como consecuencia de los efectos de la pandemia.

Educación y COVID

Miquel Noguera explicó a Ultima Hora que «el superávit de 4 millones que obtuvimos se ha destinado a financiar inversiones en los centros docentes que dependen del Obispado y a los gastos extraordinarios que ha generado la pandemia». Se trata de ayudas a las que se ha comprometido toda la Diócesis, aportando recursos personales e inmuebles para tratar de afrontar las necesidades que genera la crisis.

Noguera subraya la voluntad de «ofrecer la máxima transparencia» en la gestión económica de la Diócesis», de la que destacó que tiene una plantilla de alrededor de 200 trabajadores seglares –incluyendo personal en la Seu, la Cartoixa de Valldemossa y Lluc– «y en la que todos los sacerdotes, que cobran mediante una fundación, reciben el mismo salario que se complementa en función de sus responsabilidades».

Temporada turística

Como responsable de las cuentas de la Iglesia mallorquina, Miquel Noguera, confirmó las dificultades económicas vinculadas a la crisis ya que, recuerda, «desde marzo a finales de mayo –coincidiendo con la declaración del estado de alarma– apenas hemos tenido actividad». Esta circunstancia ha tenido su correspondiente impacto en los ingresos de la Diócesis.

En consecuencia, desde el punto de vista del ecónomo diocesano, «las cifras de este año dependerán mucho de cómo vaya la temporada turística».

Cabe recordar que la Seu de Mallorca, por ejemplo, es uno de los reclamos turísticos más importantes de Palma y el conjunto de la Isla por el número de visitantes que recibe anualmente. La cancelación de las visitas de los cruceristas, por ejemplo, supone un duro revés para los presupuestos.

Incentivar la donación del 0,7 % del IRPF

En el vídeo elaborado por Obispado, el responsable de Administración y Finanzas, Guillem Vanrell, reconoce que «la aportación de los fieles es alta» por su asistencia a las celebraciones, pero considera que marcar la casilla del 0,7 % en la liquidación del IRPF «es vital para la Iglesia de Mallorca» por lo que se refiere a su mantenimiento económico. Vanrell también apunta que las cifras en este 2020 de la pandemia no serán las mismas.