En primer término, Miguel Beltrán, el catedrático de la UIB ahora condenado por coacciones. | P. Pellicer

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El Tribunal Supremo confirma la condena a seis meses de cárcel al catedrático de Filosofía de la UIB Miguel Beltrán. El Alto Tribunal ha inadmitido el recurso presentado por la defensa después de que la Audiencia rebajara a medio año la condena que le había impuesto en primer lugar un juzgado de lo Penal de Palma. Tras completar todo el recorrido judicial posible, la condena pasa a ser firme.

Durante meses el catedrático instigó una persecución de su compañera por una disputa en torno a quién impartía una asignatura. Empleó para ello a su pareja, que ejercía como su secretario personal y que fue la persona que seguía a la docente, la insultaba o la perseguía por el campus universitario. El condenado puede pedir la suspensión del medio año de cárcel que se le impuso, pero sí tendrá que cumplir la orden de alejamiento que consta en la sentencia: durante dos años no podrá estar a menos de doscientos metros de la profesora perseguida. La UIB ya había tomado medidas para mantenerlos separados, pero esta decisión prácticamente impide que el catedrático pueda acceder al mismo edificio en el que ella ejerza su trabajo.

Acoso

El catedrático fue condenado por coacciones pero se le absolvió de un delito más grave de acoso. Entre los hechos por los que se le exculpó está el envío de correos electrónicos masivos en los que se criticaba a la profesora. Los tribunales han concluido que existió una intimidación por parte del catedrático basada en la «presión psicológica y la imposición de la presencia del secretario del catedrático, tanto con seguimientos dentro de la facultad, como en vehículo por el interior del campus y buscando encuentros para mofarse de ella».

La defensa negaba la existencia de pruebas de la participación del acusado pero en el trámite judicial se le ha considerado «inductor y a su vez cooperador». La condena se fijó en el mínimo porque las actuaciones del secretario no fueron violentas y que no hubo amenazas concretas. Además señala que «en la propia universidad existían mecanismos y protocolos para evitar situaciones de acoso a los que la apelada acudió».

La Universitat fue exculpada pero ahora tendrá que tomar medidas

La UIB fue exculpada en el proceso judicial, donde figuraba como responsable civil de los delitos cometidos por el catedrático. Tras las condenas, el organismo anunció que sólo actuaría cuando la sentencia fuera firme, que es lo que ha ocurrido una vez superado el trámite del Supremo. Una de las medidas que tendrá que garantizar tiene que ver con la orden de alejamiento impuesta.