Las cuarentenas de Reino Unido y Alemania perjudicaron tanto a hoteles como a viviendas turísticas de Baleares.

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La COVID-19 ha dejado en mínimos históricos la cifra de turistas que ha viajado a Baleares en julio y agosto, justo después de la apertura de fronteras. Sin embargo, las estadísticas oficiales revelan que el alquiler turístico ha resistido mejor que la oferta hotelera, con caídas de visitantes menos intensas durante el verano.

Según el Institut Balear d’Estadística (Ibestat), el descenso de turistas del alquiler vacacional en julio fue del 56 % respecto al mismo período de 2019, mientras que en agosto fue del 47,89 %. En el caso de los hoteles, los descensos fueron del 81,4 % en julio y del 77 % en agosto.

Además, este año se ha acortado la diferencia entre los turistas que optan por una u otra modalidad de alojamiento. Mientras que en agosto del año pasado, solo un 13 % de los viajeros optaron por el alquiler vacacional, este porcentaje se ha duplicado este año y ya representa el 24 %.

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Se trata de un cambio de tendencia impuesto por los viajes en tiempos de COVID-19, pues en ningún caso se puede atribuir a falta de camas hoteleras. Si bien es cierto que este año solo abrieron sus puertas alrededor de medio millar de hoteles, las ocupaciones medias no han alcanzado el 70 %.

De los 650.176 visitantes que optaron por un alojamiento de mercado en agosto de este año, 426.254 lo hicieron en hoteles y 157.690, en viviendas turísticas. El resto se alojó en otro tipo de alojamientos. En julio, en cambio, la ocupación hotelera fue ligeramente inferior (370.495 clientes), mientras que el alquiler vacacional recibió a más huéspedes que en agosto (170.706).

No compartir espacios con desconocidos, evitar el contacto social con personas ajenas a la familia y poder permanecer en la casa de vacaciones sin tener que hacer uso de la mascarilla son las variables que seguramente han incidido en el cambio de tendencia de este año. De todos modos, la caída de turistas registrada este verano ha afectado negativamente a una y otra modalidad.

Las restricciones impuestas por Reino Unido, primero, y Alemania, después, fueron la puntilla a una temporada que apenas había arrancado en Balears. Ambos países representan a los principales mercados emisores, tanto para el sector hotelero como para la oferta de alquiler vacacional de las Islas.

Las restricciones por la pandemia y el miedo a viajar por parte de los ciudadanos también afectaron a los desplazamientos a casas de amigos y residencias propias. Si bien muchos británicos y alemanes esperaban con ansia la apertura de fronteras para viajar a sus segundas residencias de Balears, en julio lo hicieron 90.970 turistas, un 14,4 % menos que un año antes. La cifra disminuyó en agosto por las nuevas restricciones y solo 62.827 personas viajaron a sus casas isleñas, un 40 % menos que en 2019.