Son Espases mira hacia el futuro diez años después

Quien ahora preside el Parlament, Vicenç Thomàs, era por entonces el conseller de Salut del Govern de Francesc Antich. De aquella época recuerda que «el proyecto planteaba el centro como una remodelación de Son Dureta, así que realizamos cambios en la estructura y nos propusimos el reto de crear un centro referente». Sobre los planos que recibieron se ganó una planta que posteriormente permitió la incorporación del IdIsBa y de la Facultad de Medicina. Al proyecto se le añadió además el edificio de Psiquiatría, y todo ello casado con el medio ambiente, con placas fotovoltáicas, un aparcamiento con capacidad de desalojo y el manteniendo intacto del valor arqueológico de la zona.

Hacer tal encaje de bolillos no fue fácil. Si a ello se le suma la intención de crear un nuevo buque insigne de la sanidad pública balear, pasados diez años, «no sé si hemos llegado a ser uno de los más modernos de Europa pero instalaciones y medios no le faltan», reconoce Thomàs. Son Espases presume hoy transplantes renales, cirugía de parkinson, pacientes con respiración extracorpórea ECMO o el uso del sistema robótico da Vinci.

Tras recoger las llaves del hospital, el simbólico final de obra, hubo que poner en práctica el traslado de pacientes. Los profesionales del 061 la bautizaron internamente, como la operación Sonson.

Operación Sonson

El cambio de Son Dureta a Son Espases se planeó con dos meses de antelación y se realizó durante tres días de diciembre. Miguel Navarro, que entonces era coordinador de transporte sanitario, habla de «un reto que vivimos con mucho cariño y de forma intensa». Salieron una media de quince ambulancias diarias, empezando por los pacientes adultos de hospitalización, siguiendo por las UCI y finalizando con pediatría. «Recuerdo que había un chico que se pasó toda su vida viviendo en una UCI, nació y vivió en Son Dureta. Cuando lo trasladamos dejó un mensaje de agradecimiento en su pared».

El enfermero Andreu Mascaró, que era coordinador de enfermería del IB-Salut, coincide con Navarro al rememorar el traslado más complicado: «era una paciente que necesitaba intubación de UCI y la llevamos con el respirador hospitalario porque el de la ambulancia no le iba bien». Mascaró se acuerda «del operativo coordinado con la Policía Local de Palma y la Guardia Civil de Tráfico que nos habilitó un convoy sanitario en la Vía de Cintura» y facilitó las cosas.

El que fuera gerente de Son Dureta y el primero del nuevo hospital, Luis Carretero, recuerda otras adversidades como la aparición de un hongo en una UCI días antes del traslado. «Nos hizo replantear en una tarde un plan que se había elaborado en mucho tiempo». Un escollo superado por el «trabajo minucioso de un grupo de jefes de servicio médico».

Carretero explica que fueron días «de mucha expectación y una gran carga emocional», pues para muchos trabajadores Son Dureta era el lugar donde habían nacido y crecido profesionalmente, donde habían nacido sus hijos y tratado a sus familiares. «Todos dieron lo mejor de sí mismos, y esto, unido a un trabajo previo de meses, hizo posible que se realizara con éxito».