La Serra es Patrimonio de la Humanidad y la agricultura y ganadería ayudan a conservar el paisaje.

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Los limones y naranjas de Sudáfrica recorren 8.000 kilómetros para aterrizar en los supermercados de Mallorca. Todo esto mientras los cítricos de Sóller se van a Alemania. La almendra de California recorre 9.600 kilómetros hasta la Isla, cuyos almendros sufren la xylella y el abandono por el precio irrisorio que recibe el payés.

En esta tesitura, la entidad Tramuntana XXI impulsa la biorregión Serra de Tramuntana. El proyecto se lleva a cabo conjuntamente con la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE) y la Associació de Productors i Productores d’Agricultura Ecològica de Mallorca (APAEMA), así como entidades expertas en agroecología en el ámbito europeo, estatal y local. A lo largo de estas semanas los impulsores de la iniciativa han conseguido el apoyo de siete municipios: Estellencs, Banyalbufar, Deià, Valldemossa, Bunyola, Puigpunyent y Esporles.

Desde Tramuntana XXI advierten que el objetivo de la biorregión es recuperar la actividad agrícola de la Serra de Tramuntana desde la agroecología y la soberanía alimentaria. Este último término se ha impuesto en el discurso en los últimos meses: Mallorca tuvo problemas de suministro, ya fuese por la pandemia como por la tormenta Gloria, que dejó sin comunicaciones marítimas a la Isla y vacías las estanterías de algunos supermercados. El cambio climático, además, no es un vaticinio sino una realidad.

Pequeño huerto ecológico en la Serra.

Tejido

Margalida Mulet, de Tramuntana XXI, es una de las impulsoras del proyecto: «Nos estamos reuniendo en los municipios con asociaciones locales para explicarles cómo hacer más fuerte el tejido de la producción y el consumo local». Ahora la idea es volver a cultivar, pero apostando por la producción ecológica, cuyo mayor precio en mercado «podría aliviarse si se vende directamente al consumidor o se organizan grupos de consumo y productores. Una de las ideas que se están barajando es contar con un espacio municipal para vender el producto u organizar grupos de consumo».

Aunque se ha empezado en la Serra, «la idea es expandir la biorregión por toda la Isla. Cuando se impulse el Parc Agrari en Palma, los productores podrían vender en grupos organizados», añade Mulet. Otra de las propuestas que surge es poner en marcha un banco de tierras para solventar el la carencia de terreno para los payeses que están surgiendo.

Aina Calafat, técnica de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica, pone de manifiesto «el salto de la sociedad de la Serra, de vivir de la agricultura y de la ganadería al turismo. En 60 años hay una serie de oficios que se han perdido». Y aunque parecen la antítesis, ahora mismo el turismo y la biorregión serían buenos aliados: «En los comercios, bares, restaurantes y hoteles hay turistas y clientes locales que están interesados en conservar el patrimonio agrícola y el paisaje. Hay un turista que quiere producto ecológico, del que nos beneficiamos todos».

Por su parte, Marta Ferriol, directora técnica de Tramuntana XXI, advierte que la biorregión «es un proceso que genera una red de colaboración entre administración, productores, sociedad civil y empresarios para incentivar la producción y el consumo local y ecológico».

Esporles ha sido uno de las primeros que se ha sumado a esta iniciativa de la bioregión Serra de Tramuntana. Su alcaldesa, Maria Ramon, señala que «es vital que este proyecto lleve a cabo la dinamización local agroecológica. Los ayuntamientos que participamos contamos con un lugar privilegiado que muchas veces está desaprovechado». Ramón ha notado un aumento del interés por volver a cultivar la tierra en los últimos cuatro o cinco años. ¿Y qué opinan los payeses? Nofre Fullana, director técnico de APAEMA, advierte que «hay grandes productores agroecológicos como la finca de Galatzó, la finca Ariant (gestionado por la Fundació Voltor Negre), Pedruxella, la Trapa o Son Moragues, en Valldemossa». Fullana menciona la importancia de los cítricos y el aceite ecológico de Sóller «que se vende muy bien y es muy valorado fuera de nuestro territorio». Desde APAEMA promueven la ganadería «para el control de la biomasa. Supone un método de control de incendios. En la Serra hay 5.000 cabezas ovinas, imprescindibles para mantener el suelo limpio».

Mientras los agricultores convencionales tienen una edad media de más de 60 años, en APAEMA calculan que los agricultores ecológicos «son más jóvenes, con edades que oscilan entre los 40 y 60 años. Están preocupados por el futuro y cada año se pierden explotaciones agrarias y muchas hectáreas». Fullana advierte además que después de la pandemia «hubo un pequeño boom y tres semanas después del desconfinamiento teníamos a 48 personas que querían convertirse en payeses profesionales, ya sea porque se habían quedado en el paro o querían hacer un cambio en su vida».

Paneles de miel en plena Tramuntana.

Paisaje agrícola

Según Miquel Vadell, director insular de Territori i Paisatge, «el paisaje cultural de la Serra es agrícola y desde Tramutana XXI están llevando a cabo un censo de los payeses que apuestan por la agricultura ecológica». El hecho de que la Serra de Tramuntana sea Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO supone que «hay que preservar este paisaje y necesitamos payeses para conservarlo». Según Vadell, «uno de los principales problemas de los payeses es que los costes son más caros. Es difícil que sus producciones sean rentables en los bancales». Aceite, aceitunas, vinos o naranjas son los principales productos de esta Serra que no solo intenta revivir la agricultura sino hacerla eco.

Un plan de acción que identifica ‘in situ’ el potencial agroecológico

En esta primera fase del proyecto de la biorregión de Serra de Tramuntana se están llevando a cabo reuniones con entidades y personas para identificar el potencial agroecológico local. Además, se llevarán a cabo entrevistas a personas clave de la agricultura y la ganadería local para reconocer conocimientos tradicionales ecológicos. En Tramuntana XXI quieren dar un especial protagonismo a las personas más mayores y a las mujeres en concreto, con el objetivo de visibilizar su papel en el mundo agrario. Los talleres participativos permitirán recoger inquietudes y propuestas en cada municipio para incentivar la agricultura ecológica en los municipios de la Serra. En estos talleres se convocará al sector agroalimentario local e instituciones, pero también a hosteleros y hoteleros.