Ciudadanos subiendo a un autobús de la EMT. Las largas esperas están causando indignación. | M. À. Cañellas

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La tercera jornada de movilización en la EMT comenzó este miércoles con ataques con huevos y piedras a 18 autobuses en circulación y terminó, un día más, sin acuerdo entre los trabajadores y la dirección de la empresa por lo que este jueves volverá a haber huelga.

La reunión permitió «cierto avance» al aceptar la EMT devolver parte de las vacaciones que obligó a cogerse a los empleados durante el estado de alarma, pero sigue atascada en otras reivindicaciones vitales, como la restitución de las lineas suspendidas durante la pandemia o los turnos del personal de talleres.

Al aceptar la devolución parcial de las vacaciones la empresa pidió a los sindicatos que desconvocaran la huelga y que hoy por la tarde continuarían con la negociación, a lo que los sindicatos se negaron. «La pretensión de la empresa era engañarnos, que desconvocáramos la huelga y mañana (por hoy) ya no darnos nada más», expuso el portavoz del comité de empresa, Juan Antonio Salamanca. «Exigimos un preacuerdo en todos los puntos antes de acabar con la movilización», añadió.

Desde la dirección de la empresa se explicó que el escollo de este miércoles fueron los turnos de los talleres, «pues cuando este servicio volvió a manos públicas en el año 2000 tuvieron que ser reestructurados con turnos de noches y fines de semana para dar mantenimiento a los vehículos».

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Más allá de la reunión, la jornada fue difícil, a primera hora de la mañana, desde la EMT se denunció un «intento de boicot» a los servicios mínimos decretados con el lanzamiento de piedras a un bus, que rompieron el vidrio de la puerta trasera, y de huevos a otros diecisiete, lo que provocó su retirada inmediata para su limpieza y que tuvieran que ser sustituidos.

Estos incidentes supusieron más retrasos en el servicio de los 49 autobuses que salieron a la calle y, con ello, más molestias y protestas de los usuarios.

El gerente de la EMT, Mateu Marcús, interpuso la correspondiente denuncia ante la Policía Local por estos ataques y condenó el uso de la violencia. Marcús advirtió del «grave peligro» que este tipo de acciones puede provocar, tanto a los usuarios, como a los propios trabajadores. «Echar piedras a un autobús en circulación es una temeridad absolutamente inaceptable que puede tener unas consecuencias imprevisibles», lamentó. Sobre la autoría de estos hechos, fuentes de la empresa municipal informaron que «será la policía quien lo investigue, pues no hay pruebas». En cualquier caso, se añadió que «todo apunta a una acción coordinada para los autobuses se retrasen más y perjudicar más al ciudadano».

Salamanca criticó que «la dirección nos acusa de esos ataques, pero lo cierto es que cuando se produjeron los trabajadores estábamos en las cocheras celebrando una asamblea». No obstante, la EMT insistió en que hubo ataques «durante toda la mañana». «Lo que tiene que hacer es dejar de enfadar a los usuarios llegando a un acuerdo con nosotros y no habrá más incidentes», espetó Salamanca.