Las oficinas aparecen blindadas por mamparas de metacrilato, en especial las áreas en las que se atiende directamente al público y entre puestos de trabajo. | Jaume Morey

TW
4

Protocolos, teletrabajo, metacrilato, mascarillas y gel hidroalcohólico. El uno de septiembre se terminaron para muchos las vacaciones. No fue una incorporación masiva: una pequeña vuelta a la oficina para los que no tienen ERTE o mantienen trabajo a distancia. «Ya han sido unas vacaciones atípicas. Casi no he desconectado», comentaba un abogado achuchado todo el mes por plazos y notificaciones. En el núcleo de oficinas de Palma, con todo, se nota más actividad que la semana pasada y las conversaciones sobre el virus y los contagios se solapan con las historias sobre vacaciones en los bares: más cortas y más cerca que otros años. La nueva normalidad que ya estaba en julio no ha cambiado en la mayoría de centros de trabajo los usos anómalos que ya estaban implantados: atención al público tras mamparas, lavado de manos, más separación y mascarillas. La diferencia la marcan los contagios que ya se hacen sentir en muchos sitios.

Hay quien no ha parado apenas el verano. Sobre todo quienes tocan ERTEs o asuntos laborales. Es el caso de la Tesorería de la Seguridad Social, donde admiten que la entrada de trabajo ha seguido a chorro. Entre teletrabajo y los que están aún de vacaciones, se ven más puestos vacíos que ocupados. En el despacho Moyà y Emery, también de asesoría, se ha trabajado todo agosto, sobre todo en materia laboral para empresas. Las mamparas separan todos los escritorios y, junto a la puerta, además de gel, hay un termómetro: «Lo usamos para quienes vienen para visitas largas», comentan, la mayoría de la gente, sin embargo va para gestiones más breves y no hay toma de temperatura.

Administraciones

El secretario general del CSI-CSIF en Baleares, Andreu Bou, comenta la vuelta en las administraciones públicas, marcada por un goteo de contagios: «Los protocolos están y se toman las medidas, pero se están dando muchos casos». Casi cualquier administración se ha encontrado ya con positivos, cuarentenas y aislamientos: la cárcel, varios juzgados y otras oficinas. «Luego hay gente que cumple las normas y gente que no. Lo mismo que pasa en la calle pasa en todas las administraciones», señala.

Las cautelas se centran en la atención al público: citas previas y acceso muy restringido a cualquier dependencia. Vigilantes de seguridad como cancerberos. Puertas separadas para trabajadores y el resto, rutas separadas de entrada y salida. Con la vuelta a las oficinas aumentan las colas: una clásica ante la Seguridad Social donde a las nueve de la mañana siempre hay unas decenas de personas. Es la vuelta al trabajo con más incertidumbre, como todo.