El historiador cubano Eusebio Leal, junto a la silla de Maceo. | Reuters

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«Consideramos que es una pieza cubana y que debe estar en manos del Gobierno de Cuba», afirma desde Canarias –donde vive– un biznieto del general Weyler en alusión a la silla de Maceo, el líder de la independencia cubana de finales del siglo XIX cuando todo apunta a que se quedará en aquel país después de que el Consistorio de Palma haya decido prorrogar tres años más el préstamo que oficializó en 2018.

Fernando Weyler y Sarmiento es uno de los biznietos del mallorquín Valeriano Weyler (1838-1930) y afirma que está permanentemente informado de todo lo que tiene que ver con lo relativo a su bisabuelo. Supo por este diario de la decisión de prorrogar el acuerdo y, también, de que el Ajuntament de la Palma se plantee ceder de manera permanente la silla que llegó a Mallorca como botín de guerra.

«Eso es cierto, fue un botín de guerra, que mi bisabuelo cedió a la ciudad igual que otras propiedades que forman parte de su legado. Eso no se cuestiona, ni tampoco que la silla de Maceo es una pieza cubana y que debe estar en manos del Gobierno de Cuba, lo que sí nos parece irregular es que se la lleven allá siendo una dictadura, eso no nos parece lógico», explica. Y añade que esa es la posición oficial de la familia desde siempre, como ya expuso otro de sus primos, Valeriano Weyler, cuando en 2018 fue trasladada a La Habana.

La historia de un reloj

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Esa línea es, también, la que defendía ayer martes en un artículo publicado en Ultima Hora la exparlamentaria del PP e historiadora Gari Durán.

Fernando Weyler y Sarmiento, en su conversación con este diario, afirma que no se ha planteado, por el momento, oponerse a la prórroga en la cesión por tres años más y que «en mi familia hemos sido muy generosos con Cuba y España». También, que se donó a Palma una finca en Son Ferriol que ahora utiliza el Ajuntament. «Nunca dudé de que cuando la silla se fue para Cuba, ya no volvería», añade, a la vez que recuerda un episodio ocurrido con un reloj de Maceo que también se trajo su bisabuelo y que después fue ‘devuelto’ a Cuba antes de la llegada al poder de Fidel Castro. «La idea es que fuera a un museo pero luego desapareció», indica. Y añade que por eso es preciso que en Cuba haya garantías democráticas.

Weyler tiene una plaza en Palma y nadie se ha planteado más allá del comentario ocasional que no se llame así aunque hay coincidencia entre historiadores en que el militar mallorquín, en su puesto de capitán general de Cuba y encargado de sofocar la revuelta, fue el que estrenó el sistema de campos de concentración y confinamientos para impedir que los independentistas que lideraba Maceo recibieran ayuda en su revuelta. Es lo que se llamó reconcentración o trocha.

Una idea de 2018: llamar ‘de Maceo’ a la plaza Weyler

En 2018, durante un debate en el Parlament, la diputada de Podemos Marta Maicas dijo que «tener en Palma una plaza dedicada a este siniestro general es inapropiado». Y añadió: «No tendría que llevar ese nombre y llamarse, por ejemplo, plaza de Maceo». Este asunto ni está ni ha estado nunca sobre la mesa según fuentes del Consistorio.