Gabriel, otro de los gerentes, junto a Uwe en el bar. | Angie Ramón

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«Tengo muchos amigos afectados que no tienen la posibilidad de abrir sus negocios y están obligados a volver. Tampoco saben cómo seguir en Alemania. No veo justo lo que ha hecho el gobierno alemán. Mallorca vive del turismo, hay que tenerlo en cuenta». Así de crítica se muestra Doris Kirch, gestora alemana pero afincada en la Isla desde hace 18 años. Como ella, muchos trabajadores alemanes consideran «injusta» la advertencia del país germano ante el repunte de los casos de coronavirus en España, que ha provocado cancelaciones masivas de los paquetes de los touroperadores.

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Doris Kirch, gestora alemana.

El periodo estival en Baleares ha llegado a su fin entre incertidumbre. Tras la decisión de vetar la actividad a los locales de dos calles de s’Arenal importantes para el turismo alemán, ahora los touroperadores cancelan sus paquetes turísticos y los hoteles dar por acabada su temporada. «Si esto continúa así, el 80 % de las empresas cerrarán. Sufrimos nosotros, nuestros clientes y los proveedores. He trabajado en este puerto deportivo durante 15 años y nunca lo hemos visto tan vacío. Algunos clientes han acortado su estancia para volver antes a su país», dice Christina Wachsmuth, empleada de MYG Yachting Consultants. También lamenta la información «incorrecta» de los periódicos alemanes sobre Mallorca. «Publican fotos de playas llenas de gente que ni siquiera son de esta época».

Kathrin Bremer, durante una ruta.

El sector más rural pasa por un momento inseguro pese a que estos meses no son de temporada. Kathrin Bremer es profesora de comunicación intercultural y freelance senderista para Mitoura, una empresa alemana con sede en Mallorca. En su caso, Bremer no sufre los estragos de la pandemia, pues mantiene sus clases de forma on line, pero sí se muestra «preocupada por si ya no vienen más clientes. Es injusto lo que está pasando. No se puede comparar Mallorca con Catalunya. Es un auténtico desastre. Cada vez hay más locales y hoteles cerrados».

Lo saben bien Uwe y Michael, de la cafetería UMI, ubicada en Palma. «Es verdad que tenemos clientes alemanes, pero nuestro mayor cliente son los residentes de la zona. De momento, estamos bien, pero si hay otra cuarentena, nos plantearemos cerrar». Uwe lamenta la dura situación económica y turística que se vive en Mallorca. En octubre de 2019 abrieron sus puertas y no todo han sido buenos momentos para esta pequeña empresa. «Ahora, al menos nos mantenemos al límite».

Sabina, segunda a la izquierda, junto al equipo de Gesblau. Foto: GESBLAU

Mercado inmobiliario

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«El que pueda invertir, lo seguirá haciendo». Sabina Ostermann forma parte del equipo de la inmobiliaria mallorquina Gesblau, en Inca. Considera que este sector no está tan afectado por la crisis provocada por el coronavirus. «Tenemos gente interesada para comprar a mediados de septiembre, y de momento tenemos proyectos construcciones en marcha. Al final, el alemán que tiene dinero seguirá comprando. Este tipo de cliente opta por las fincas».

Preocupa, en especial, el cierre de hoteles y restaurantes. Ostermann vive en Can Picafort y lamenta la situación económica que se vive en Mallorca, que obliga a muchos empresarios, sin ingresos, a regresar a su país.

Avalancha de solicitudes para invertir en Mallorca

La empresa Minkner & Partner, una de las mayores inmobiliarias en Mallorca con más del 80 % de sus clientes de habla alemana, ha notado desde mayo un repunte de solicitudes de clientes extranjeros para comprar en Mallorca.

Marvin Bonitz analiza el sector y asegura que «no está tan afectada como otros» y reconoce que los precios de las viviendas «no bajarán». Un dato concreto es que el año pasado de los cuatro mil millones en volumen de ventas de las inmobiliarias, «el 40 % fueron extranjeros».