Imágenes del aeropuerto de Palma tras el anuncio de Alemania de incluir a Baleares entre las zonas de riesgo. | L. Becerra

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El aeropuerto de Palma vive este sábado una jornada de pesimismo, ya que se da por hecho que la decisión de Alemania de no recomendar viajar a la Península y Baleares supone el fin de la temporada turística.

Trabajadores del aeropuerto sostienen que se reducirán los vuelos, lo que supondrá la pérdida de puestos de trabajos y recortes en sus empresas.

A primera hora de la mañana de este sábado se podía ver muy poca gente en Son Sant Joan. Los pasillos estaban casi vacíos, en contraste con las colas en los mostradores de facturación abiertos; ha comenzado la repatriación de más de 40.000 turistas alemanes de Mallorca.

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A medida que va transcurriendo la jornada se va incrementado el número de personas que transitan por Son Sant Joan, la gran mayoría de ellas con el sabor agridulce que les ha provocado la crisis sanitaria. Muchos terminan sus vacaciones y otros han anticipado el final.

Todos ellos tendrán que someterse a una prueba PCR al llegar a Alemania. En el caso de dar positivo en COVID-19, tendrán que guardar dos semanas de estricta cuarentena; no podrán salir a la calle ni para ir a comprar al supermercado o medicamentos.

Sin lugar a dudas, se trata del 15 de agosto más atípico que ha vivido nunca el aeropuerto de Palma, que en estas fechas siempre está lleno de turistas dispuestos a disfrutar de la Isla o felices por haberlo hecho ya.