Jeffrey Abé Pans, durante la presentación de su obra, que publicó a finales de 2019. | Jaume Morey

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Jeffrey Abé Pans (Barcelona, 1988) lleva en las venas distintas culturas que le han permitido entender los problemas, todavía latentes, en torno al racismo en España. De madre guadalajareña y de padre ecuatoguineano, este activista está muy vinculado en el estudio de las corrientes migratorias. Cuando somos el enemigo. Activismo negro en España (Ínsula literària) es el resultado de una lucha constante para empoderar a esta población. Una compilación de textos escritos por diferentes componentes de la comunidad negra que ayer presentó en el Patio de la Misericòrdia en compañía del portavoz de Més en el Consell de Mallorca, Guillem Balboa, Oraki Clara Traoré y representantes de la Comunidad Negra Africana y Afrodescendientes de Mallorca.

¿Por qué empezó este proyecto?
— A partir del desarraigo con mi cultura. He crecido sin una figura paterna y tampoco he tenido esa referencia de mi herencia ecuatoguineana por parte de mi padre. En casa, mi madre no me hablaba de la situación de la población negra. Con el tiempo, y tras sufrir algunos episodios racistas, recurrí a la literatura de autores africanos para entender la situación de esta población en España. A partir de ahí, he asumido mi identidad como persona afrodescendiente. El libro marca la lucha para empoderar a la comunidad negra y afrodescendente en España. Aquí buscamos visibilizar nuestras reivindicaciones.

¿Por qué dice que la comunidad negra es un enemigo para el Estado?
— Porque los gobiernos no reflejan la realidad de las personas afrodescendientes. En el libro incluimos un informe de Naciones Unidas y una resolución del Parlamento Europeo sobre un programa para la afrodescendencia 2024 que insta a todos los países europeos a reconocer el racismo estructural que sufre mi población en muchos territorios. El programa pide a los países que revisen las cosas que llevan a cabo que pueden repercutir en el día a día de esta población. Uno de los grandes problemas, como digo, es la educación. Y la propia historia española esconde que Guinea Ecuatorial fue una colonia española. En este país, que un negro trabaje de banquero o profesor todavía sorprende.

¿La culpa también la tiene la cultura popular?
— Al final reproducen un racismo que hay en nuestra sociedad. Cuando ves series como ‘Aída’, donde el gerente del bar llamaba ‘machupichu’ al camarero, lo que hace es normalizar la palabra como algo popular en que la gente bromea con este tipo de comentarios. ¿A cuánta gente latina se la denomina así? Creo que el mismo lenguaje, muchas veces, refleja el racismo que tenemos normalizado. Muchas expresiones que tienen la palabra ‘negro’ tienen una connotación negativa.

¿Por qué diferencia el activista contra el racismo y el antirracista?
— Si estás en contra del racismo, eres antirracista, pero para ser activista antirracista tienes que tomar parte de acciones que tengan una incidencia real sobre las personas que sufren el racismo. Pero a mí me gusta decir que soy panafricanista porque lo que promuevo es dotar de poder a la comunidad negra. Por eso, he querido juntar en la obra a personas con descendencia africanas de diversos países. Nuestra herencia, al final, es África. También me gustaría que hubiese menos activistas, porque eso significaría que el sistema hace las cosas bien.

El asesinato de George Floyd, en Estados Unidos, ha marcado un hito en la lucha antirracista.
— Este asesinato se marca dentro de la realidad de las personas afroamericanas con la policía. Sin embargo, la lucha no viene a raíz de Floyd. En los años 60, la comunidad negra ya se revolucionaba contra la brutalidad policial. Es verdad que ha permitido empoderar a estas comunidades y organizar protestas a nivel mundial. Igual que el feminismo o los partidos de extrema suben, la lucha antirracista también. Pero quiero destacar que el movimiento feminista es muy importante para nosotros porque se ha introducido dentro de la lucha del activismo negro.

¿Cómo ha evolucionado en España la lucha de la comunidad negra?
— Ha evolucionado adaptándose a la evolución de la sociedad. Somos más y somos más diversos, engloba a todos los afrodescendientes. También nos encontramos con algo muy importante, que las feministas negras están liderando la lucha de la comunidad y antes, en España, esto no se veía.