Nicolás Díaz quiere que su mensaje pueda ayudar a otras personas. | Redacción Local

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La trayectoria laboral de Nicolás Díaz, de 62 años, terminó en octubre de 2019. Desde entonces, «no cobro un duro, no recibo la ayuda alimentaria cada mes y el próximo 25 de noviembre mi madre y yo estamos obligados a abandonar este piso. No tengo trabajo y tampoco puedo pagar ningún alquiler porque los precios no bajan de los 900 euros. Las instituciones ya no me conceden más subsidios. Mis puertas están cerradas».

Nicolás Díaz, originario de Buenos Aires, recibía hasta marzo una ayuda económica mensual de 430 euros del SEPE, más los 280 euros de la Renta Social Garantizada, que finalizó el pasado junio. «Con este dinero podía pagar el alquiler», pero desde entonces no cobra ninguna prestación. Llevo cinco meses sin ingresar el dinero al propietario porque no puedo. Asumo esta deuda, pero por mi situación no puedo hacerme cargo ahora mismo», lamenta.

Convive con su madre desde 2004, año en que la trajo de Argentina a Mallorca. Cobra una jubilación de 285 euros (convertidos de pesos a euros), y cuenta con una discapacidad. Nicolás Díaz tiene todas sus pertenencias metidas en cajas porque en unos meses le ejecutan la salida. Acudió hace un año a la Oficina Antidesahucios y, gracias a un permiso, pudo quedarse en este inmueble durante todos estos meses. Ahora busca con urgencia un hogar y un empleo para seguir adelante «y poder finiquitar mis deudas».

Ibavi

«Por no asistir a la cita de renovación, desde el Ibavi me comunicaron por mail que he perdido todos estos ocho años en la lista de espera y que comienzo de nuevo el proceso. La directora no ha sido comunicativa conmigo, pese a que le he explicado mi situación. Veo esto como una injusticia». Díaz narra que, actualmente, no puede solicitar la ayuda del alquiler al Ibavi por no tener un contrato en vigor. Sin embargo, pese a que ya ha agotado muchas vías subsidiarias, está pendiente de una nueva. «No sé si me la darán, pero yo lo que quiero es encontrar un empleo estable y no estar pendiente de las ayudas».

Este ciudadano asume unos gastos diarios de medicamentos para su madre, de alimentos y, a partir de noviembre, legalizará por notaría la deuda que tiene con el propietario por todas las cuotas que no ha pagado. «Me encuentro en una situación a la que no veo salida. Me doy cuenta, además, que hay mucha gente en la misma situación o peor».

Nicolás lleva meses reclamando una solución a las instituciones. Ha enviado cartas al alcalde de Palma y a la presidenta del Govern, sin recibir respuesta. «Cualquier persona se siente mendiga en estos casos porque las instituciones no son claras con las ayudas», sentencia.